Los Pueblos Libres: enseñanzas del (con)federalismo artiguista y anarquista en Uruguay y España

1) El caudillo federal José Artigas: su pensamiento político y social

El 19 de junio de 1764, nacía en la ciudad de Montevideo, José Gervasio de Artigas, caudillo federal y precursor de la independencia (según como se mire) de la, por entonces, Banda Oriental del Virreinato del Rio de la Plata (que se corresponde, más o menos, al actual territorio del Uruguay). Parece ser que sus primeros años los pasó en la ciudad y en la chacra (granja) de sus padres, en la margen occidental del arroyo Carrasco. Tras un breve paso por la escuela, se decidió por la vida de campaña, contraviniendo para esto los deseos de su abuelo materno quien deseaba que fuera capellán. El Gral. Nicolás de Vedia – que fue su compañero de colegio – recuerda que:

“José Artigas era un muchacho travieso e inquieto y dispuesto a sólo usar de su voluntad; sus padres tenían establecimientos de campaña y de uno de éstos desapareció a la edad de 14 años y ya no paraba en sus estancias (…) Correr alegremente los campos, changuear y comprar ganados mayores y caballadas, para irlos a vender a la frontera del Brasil (…) eran sus entretenimientos habituales”.

El 10 de marzo de 1797, Artigas y varios de sus compañeros de aventuras, se enrolaron en el cuerpo de Blandengues de la Frontera de Montevideo, en el Cuartel General de Maldonado. Allí entró en combate con tropas del Imperio Portugués, en varias ocasiones, así como contribuyó a fundar poblamientos, siendo ayudante del ilustre geógrafo Félix de Azara. En 1810, se produce la ruptura de relaciones, entre Buenos Aires y Montevideo, debido a que la “Revolución de Mayo” de este año en la primera ciudad (mediante la cual un grupo de conspiradores hacen caer al Virrey Cisneros, en el contexto del tortuoso proceso de emancipación americana, por la invasión napoleónica de España) hace que el foco “regentista” se refugie en Montevideo en la figura del militar Francisco Javier de Elío, proclamado nuevo Virrey del Rio de la Plata.

Ante esto, José Artigas se pondrá al servicio del gobierno porteño liderando las masas rurales del interior de la Banda Oriental en contra de Elío. Ahora bien, posteriormente, estas relaciones se fueron deteriorando al ver el Gobierno de Buenos Aires con malos ojos las relaciones, entre el Jefe Oriental y el Gobierno Paraguayo, dentro de un planteamiento federalista (o incluso confederalista) que contradecía la preeminencia de Buenos Aires como eje del armazón institucional y político que miraba de levantarse. Pero ¿En qué consistía el pensamiento político de José Artigas? Según el historiador uruguayo, Washington Reyes Abadie, en una defensa del “sentido nacional americano”, e incluso de la “tradición hispánica”, frente al liberalismo político y comercial del patriciado montevideano ¿Acaso no nos está presentando, a ojos europeos, la figura de un reaccionario?

Sin embargo, la lectura es bastante más compleja: antes de ponerse al servicio de la Junta porteña, José Artigas apoyó a los “regentistas” montevideanos, desconfiando del centralismo portuario de Buenos Aires, que ahogaba a las provincias, con participación comercial británica, por lo tanto, su (a la luz de una lectura simplista) “tradicionalismo”, no es más que una ideología, capaz que paradójica, que combinaba federalismo, defensa del proteccionismo y reforma agraria ¿Reaccionario? ¿Progresista? Es frecuente, que en las áreas coloniales del sistema-mundo, nada sea, políticamente, lo que parece. De hecho, una lectura eurocéntrica de la historia política del Uruguay, nos mostraría un Partido Colorado (urbano y progresista) frente a un Partido Nacional o Blanco (rural y conservador) cuando, de hecho, ambas formaciones han sido, históricamente, transversales e incluso sus respectivos sectores (progresistas o conservadores) pactaron con los respectivos del otro partido.

¿Pero que hay del federalismo artiguista? Para el historiador cubano Miguel H. Abdala, José Artigas fue un:

“Defensor de la ‘soberanía particular de los pueblos’, respetó las peculiaridades de cada una de las provincias del Plata; decretó la libre navegación de los ríos; estableció un vigoroso intercambio interprovincial; protegió el desarrollo nacional de la penetración económica extranjera y puso a disposición de todas las provincias el puerto de Montevideo, cuya renta, a diferencia de Buenos Aires, será nacional”.

Por otra parte, la politóloga uruguaya María Luisa Aguirre defiende el modelo político artiguista como, netamente, confederal. Para ella, los integrantes de la Junta de Gobierno de Buenos Aires consideraban que los límites del Estado postrevolucionario debían abarcar la totalidad del ex virreinato, incluido la Banda Oriental, Paraguay y el Alto Perú (la actual Bolivia) bajo un régimen unitarista. Su referente filosófico era Rosseau y su idea era de una soberanía, basada en la voluntad general, con carácter ilimitado. Por el contrario, José Artigas concibió una confederación de pequeñas repúblicas soberanas e independientes que se equilibrarían unas a las otras. Su referente filosófico era Montesquieu, gran admirador del régimen inglés, de quien es tan deudor la formación republicana de los Estados Unidos de América. Así cuando Artigas, y los patriotas orientales, elaboraron las “Instrucciones del Año XIII” (para ser presentadas en la Asamblea Constituyente de 1813 en Buenos Aires), en su propuesta territorial, se basaron, concretamente, en la Constitución Confederal Estadounidense de 1778.

En cuanto al programa político y social del artiguismo se basó en principios democrático-igualitarios (aunque, a menudo, dentro de un corsé legalista), la distribución de tierras (fundamentalmente, de los españoles y los “malos americanos”, es decir, de los contrarios al proceso emancipatorio), la protección de la industria local, apertura de los puertos de Montevideo, Maldonado y Colonia, para quebrar el monopolio porteño y unidad hispanoamericana. Es evidente, que, a ojos de hoy, el constitucionalismo y la reforma agraria limitada del programa artiguista, nos puede parecer insuficiente ante la exigencia, cada vez más apremiante, de un comunismo universal que, realmente, merezca este nombre. Pero hay que recordar que, como decía Marx, “Los hombres hacen la historia, pero en circunstancias no elegidas por ellos” y ese era, realmente, el horizonte de posibilidad política y social que permitía la Banda Oriental de principios del siglo XIX.

2) Felipe Aláiz, Isaac Puente y el federalismo anarquista ibérico

Felipe Aláiz (1887-1969) fue un escritor y periodista aragonés militante del Movimiento Libertario español. Su principal obra “Hacia una Federación de Autonomía Ibéricas” (1945) se editó en veinte folletos (tres de los cuales no llegaron a publicarse en la primera edición). En ella se pregunta si existe la nación española. Nos dijo que el teórico anarquista alemán Rudolf Rocker demostró que la nación era una consecuencia del Estado y que la llamada “unidad española” es un mito, fruto de una unidad dinástica, y que en España había un “mosaico de razas fundidas”, en oposición a las fantasías nacionalistas, señalando Alaiz el origen árabe de la Justicia de Aragón o de las instituciones catalanas a quien atribuye un origen, además de árabe, fenicio, romano y hebreo.

Para Aláiz las naciones no son más que el radio de acción de los Estados para la impunidad legislativa y ejecutiva y para él, al contrario de lo que se afirma en las universidades, el Estado no ejecuta “el” derecho, sino que ejecuta “al” derecho. Así que para Aláiz:

“La nacionalidad evolucionada en sentido integral nuevo y federal social, es decir, el conjunto peninsular de mañana, no puede constituirse más que mediante pacto. No pacto unitario de acuerdo con la formula mágica de Rosseau respecto al contrato social en su clave política, que habría de ser, en todo caso, también abstracta y confusa, sino pactos múltiples acordados libremente sin intervención de ningún partido ni organismo, siempre en minoría estos respecto a la totalidad de los habitantes de España”.

Y para el escritor y periodista anarquista aragonés el Municipio es la célula básica, de este federalismo territorial, que se rige por una asamblea vecinal abierta. De la misma forma, lo planteó el médico anarquista Isaac Puente en su folleto “El comunismo libertario y sus posibilidades de realización en España” que tanto influyó en el dictamen sobre el “Concepto Confederal del Comunismo Libertario” del Congreso de la CNT en Zaragoza de mayo de 1936, añadiendo la idea de la Federación Local de Barriadas para las ciudades. En el plano económico, Isaac Puente señala la posibilidad de que un régimen comunista libertario, en España, debiera resistir un bloqueo durante años y la necesidad, en consecuencia, de autoabastecerse.

Respecto a perspectivas más actuales, pero siguiendo esta estela, están los planteamientos municipalistas libertarios del ecologista social estadounidense Murray Bookchin que han influenciado en el “Confederalismo Democrático” de los revolucionarios kurdos a partir de la obra teórica de Abdullah Öcallan (si bien cierta interpretación, sesgada a mi entender, también influenció en algunas candidaturas electorales en Cataluña). Es un debate que sigue abierto, pues más allá de los planteamientos de la “democracia participativa” de algunos sectores de la izquierda institucional, también estamos los que apuntamos a la superación del marco de la democracia burguesa desde diferentes perspectivas: unas más ecologistas y a pequeña escala y otras que incluso no renuncian al uso de las nuevas tecnologías que, liberadas del corsé de unas relaciones de producción capitalistas, podrían facilitar la sustitución de lo representativo por lo directo en política.

3) Conclusiones

Considero que, en cuanto al modelo político-territorial y salvando las distancias ideológicas y geográficas, el artiguismo y el anarquismo tienen puntos de coincidencia en su propuesta confederalista. También es conocida la polémica, así mismo, mantenida por algunos marxistas ortodoxos (básicamente, los trotskistas de “El Militante” de Alan Woods) sobre la más que supuesta defensa que habría hecho Mikhail Bakunin del modelo político de los Estados Confederados de América durante la Guerra de Secesión Norteamericana (1861-1865) cuando, en realidad, solo lo hizo, pareciera ser, del modelo confederal para nada del esclavismo. Ahora bien, lógicamente, en lo que no se parecen artiguismo y anarquismo es en el modelo social y político, aunque se podría discutir si el primero no podría anticipar al segundo.

También la critica a la nación como posterior al Estado que nos recuerda Felipe Alaiz, viniendo de Rudolf Rocker, es especialmente señalada por algunos autores para el caso latinoamericano. Y la misma lectura del pensamiento político del “jefe de los orientales” diverge entre la “leyenda celeste” que le hace precursor de los “valores constitucionales” del Uruguay y aquellos discursos políticos que enfatizan su proyecto de la “Liga de los Pueblos Libres” que tendrían, como principal referente, el Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros histórico que recogia su bandera política e iconográficamente.

Así, el objetivo de este artículo no ha sido otro que poner en dialogo la tradición emancipatoria americana con el anarquismo, no solo como un ejercicio de imaginación política (que ya seria de por si solo justificable) sino de cara al dialogo intercultural entre una militancia anarquista que, a mi entender, esta cada vez más necesitada de ampliar sus referentes ideológicos en una sociedad que se viene transformando profundamente.

                                                                                 Alma apátrida

 

Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa ante vuestra presencia soberana” (José Artigas).

 

“Sean los orientales tan ilustrados como valientes” (José Artigas)

 

“No es el hombre quien ha de hablar como un libro abierto, sino el libro abierto quien debe hablar como un hombre” (Felipe Aláiz).

 

Sería más eficaz que una Revolución Científica (el logro de un medio curativo e inmunizante), una Revolución Social que diera la emancipación económica al trabajador” (Isaac Puente).

 

Cosas de Artigas...

 

https://www.youtube.com/watch?v=QqtSaZN_CgQ&list=RDQqtSaZN_CgQ&start_radio=1

 

Federalismo anarquista...

 

https://www.youtube.com/watch?v=M1H2F-DmxAk

 

Bibliografía:

REYES ABADIE, WASHINGTON Historia Uruguaya / Tomo 2: Artigas y el federalismo en el río de la plata 1811-1820 Ediciones de la Banda Oriental, junio de 1985. Páginas 63, 64, 65, 70 y 85.

CLAUDIO WILLIMAN, JOSÉ y PONS PANIZZA, CARLOS Historia Uruguaya / Tomo 1: La banda oriental en la lucha de los imperios 1503 -1810. Páginas 247, 251, 252 y 258.

ABDALA, MIGUEL H. José Artigas, revolucionario latinoamericano Investigación Económica 162, octubre-diciembre de 1982. Página 205.

AGUERRE, MARIA LUISA Confederación. Una idea clave del “sistema” artiguista Revista de la Facultad de Derecho, no. 38, ene-jun. 2015. Páginas 21 y 23.

GALASSO, NORBERTO Artigas y las masas populares en la revolución Cuadernos para la Otra Historia – Centro Cultural “Enrique S. Discépolo” Buenos Aires, Argentina. 2006. Páginas 9 y 10.

ALÁIZ, FELIPE Hacia una federación de autonomías ibéricas Ediciones Madre Tierra – Federación Anselmo Lorenzo de Alicante, 1993. Páginas 47, 48, 49, 50, 51, 55 y 57.

PUENTE, ISAAC El comunismo libertario: sus posibilidades de realización en España Edicions Malcriàs d’Agràcia. Línea Pensaments 3, noviembre 2023. Páginas 1, 20 y 25.

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