Kwame Nkrumah y el anarquismo: reflexiones sobre la política y filosofía del concienticismo.
1) Luces y sombras de un líder
antimperialista africano: sus tensiones con el sindicalismo
En el año 1909, nace en una
familia modesta, de la localidad ghanesa de Nkroful (por entonces, Costa del
Oro) Nwia Koffi Kwame Nkrumah. Después de cursar estudios con los jesuitas, y
en Estados Unidos, en 1945 marcha a Londres donde conoce al comunista y
panafricanista trinitario George Padmore (animador y organizador en los años 30
del “Comité Internacional Sindical de Trabajadores Negros” y del
periódico “The Negro Worker”). Después de un tiempo en Europa, regresa a
Costa del Oro donde, en 1949, funda el “Partido de la Convención Popular” (escisión
marxista y obrero-popular de la conservadora “Convención Unida de Costa del
Oro” formada por la burguesía mercantil de la costa, la pequeña burguesía
comercial y los profesionales liberales). Una de las principales diferencias es
que, mientras la segunda reivindicaba avanzar en la autoadministración del
territorio, el primero reivindicaba la independencia para Costa del Oro.
Después de varias luchas y
encarcelamientos, el 6 de marzo de 1957, su movimiento consigue la independencia
de Costa del Oro (de ahora en adelante, Ghana). Kwame Nkrumah defiende, desde
su puesto, la liberación y unificación de todo el continente. Ahora bien, su
Gobierno (proclamado panafricanista y antimperialista) tendrá, des de un
inicio, una feroz oposición interna. Veamos cual era uno de sus protagonistas
principales para entender, mejor, las contradicciones y coherencias del
nkrumismo:
Por su parte, el máximo representante
de este sindicalismo ghanés tradeunionista y apolítico fue Tettegah, nacido en
Adda en 1930, y defensor de una orientación prooccidental del movimiento. Después
de un inicial momento de colaboración, estallaron las tensiones hasta
desembocar en la “Huelga General de otoño de 1961” que recibió el apoyo
de la apolítica y tradeunionista “Confederación Internacional de Sindicatos
Libres”: esto fue visto por los sectores del nkrumismo como un intervencionismo
imperialista intolerable. Este hecho, y el hambre que hizo mella en los
huelguistas, contribuyó a la derrota del movimiento. Los últimos en volver al
trabajo fueron los estibadores de Takoradi. En definitiva, la naturaleza del
conflicto político se caracterizó por la disyuntiva entre una política de “independencia
de clase”, en un marco tradeunionista y bajo asesoramiento del sindicalismo
occidental, o el plegarse a la “unidad nacional” antiimperialista bajo los auspicios
de un régimen de socialismo burocrático.
Según el historiador de Benin, Amzat
Boukari-Yabara, hoy en dia:
“(…) el panafricanismo que
predicaba Nkrumah es esencial para ayudar a los africanos del continente y la diáspora
a desarrollar una verdadera visión del mundo”.
El mismo George Padmore, fue
expulsado de la Internacional Comunista, en 1934, entre otras cosas, por
defender la autonomía de las organizaciones obreras negras, como el “Comité
Internacional Sindical de Trabajadores Negros”, promovido (en un
primer momento) por la misma Comintern, pero después, condenado al ostracismo
porque la nueva política estalinista de “colaboración antifascista”, con los “imperialismos
democráticos”, de Francia y el Reino Unido, exigía abandonar la lucha
anticolonial. Respecto al anarquismo español, siempre es bueno recordar la
posición de los libertarios respecto a una posible independencia del Rif,
durante la Guerra Civil Española, a cambio de que estos se levantaran en la
retaguardia de Franco. Si bien las reflexiones y posicionamientos respecto al “colonialismo
interno”, considero que son prácticamente inexistentes en nuestro movimiento,
ni tampoco, abundan, precisamente las iniciativas que prioricen una lucha
organizada, más allá de actos puntuales, en este sentido.
¿Podría haber cierta coincidencia
ideológica puntual entre la crítica nkrumista, al apoliticismo reformista del
tradeunionismo, y los planteamientos del sindicalismo revolucionario o el anarcosindicalismo,
que permitiera compartir algo en común entre diferentes acervos culturales e ideológicos?
¿O, por el contrario, como anarcosindicalistas deberíamos poner el acento en
que Kwame Nkrumah fue un represor del movimiento obrero si bien este, quizás paradójicamente,
estaba ideológicamente a la derecha del Gobierno panafricanista y antimperialista?
Capaz que todo esto parezca una discusión muy teórica, alejada de la realidad,
pero hay que saber que postura adoptar cuando, espontáneamente, surgen
referentes políticos en ciertos debates ideológicos, aunque estos, la mayor
parte de las veces, se encuentren en una fase bastante inicial y no queden
reflejados en ningún sitio.
2) Concienticismo y anarquismo
En el año 1964, la editorial “Monthly
Review Press” publicó la obra de Kwame Nkrumah “Consciencism: Philosophy and
Ideology for De-Colonization” dos años antes de que este fuera derrocado
por un Golpe Militar en Accra, mientras se encontraba de visita diplomática en
Pekin. En ella afirma:
“La práctica sin el
pensamiento es ciega. El pensamiento sin la práctica está vacío. Los tres
segmentos de la sociedad africana: el tradicional, el occidental y el islámico,
coexisten con dificultad. Los principios que los animan están a menudo en
conflicto unos con otros. A modo de ilustración he tratado de mostrar como los
principios que dan forma al capitalismo están en conflicto con el socialismo
igualitarista de la sociedad africana tradicional”.
Para Kwame Nkrumah, la solución
radica en que los dos últimos segmentos sean vistos “solo” como “experiencias”
de la sociedad africana tradicional. Es decir, que queden subordinados al
tradicionalismo social africano que él ve como, intrínsicamente, igualitarista y,
por lo tanto, ligado al socialismo (que, en su caso, era de raigambre
guevarista y maoísta). A un nivel más abstracto, el concienticismo nkrumista
defiende la idea filosófica de “conversión categorial” donde la materia no tendría
una existencia absoluta sino primaria y, por lo tanto, “espacio” y “tiempo”
serian, por ejemplo, una manifestación de esa “conversión categorial” de la
materia. A un nivel político, esto le servía, creo, para defender un
materialismo no dogmático que pudiera enlazar con la espiritualidad africana.
Los anarcosindicalistas
nigerianos, Sam Mbah e I.E. Igariwey (quienes fueron militantes de la “Awareness
League – Liga de la Conciencia”: sección nigeriana, en su momento, de la
Asociación Internacional de los Trabajadores – AIT), afirmaban que, de forma
similar, la solución al mal endémico del continente, que resulta de los
sangrantes conflictos étnicos (muchos de ellos, heredados del colonialismo
europeo y su política del “divide y vencerás”) esta en el regreso a los “elementos
anarquistas” del comunalismo africano. Pero entiendo que cuando dicen, regreso
a los “elementos anarquistas”, no están diciendo, propiamente, regreso al comunalismo
previo a la colonización (caracterizado por cierto acceso igualitario a la
tierra pero también por fuertes lazos tribales y de parentesco) ya que las
sociedades africanas actuales, crecientemente urbanizadas, están generando un
nuevo proletariado, semiproletariado y subproletariado urbano, cuya identificación
con estos valores ya no es absoluta si bien no ha desaparecido, dando lugar a
identidades hibridas.
3) Conclusiones
Sin desmerecer las distintas
iniciativas anárquicas en este territorio, mi opinión personal es que el apoyo
y participación en la lucha migrante debería ser una de las prioridades del
movimiento libertario. Al fin y al cabo, el anarquismo en España siempre tuvo
raigambre entre el proletariado más precarizado y, por lo tanto, más dispuesto
a la acción revolucionaria. Y cuando digo “acción revolucionaria” no me refiero,
necesariamente, al contenido de las consignas ni al discurso ideológico sino al
análisis de si, objetivamente, es una lucha que, por sus mismas características,
tiende a deslegitimar el conjunto del sistema, al atacar una de las bases de la
acumulación capitalista como es la misma segmentación social de la clase
obrera.
Ahora bien, también considero, y
lo he manifestado siempre que he podido, que una de las debilidades de esta
lucha es la misma conceptualización del “sujeto migrante” pues esto contribuye
a la reproducción del discurso colonialista de los “pueblos sin historia”. A mi
entender, hay que hacer énfasis también en los contextos históricos y sociales
de donde provienen las personas que participan activamente en las luchas,
siendo la clave del éxito, para mí, saber ligar la lucha migrante con la lucha
antimperialista. Para ello, hay que revalorizar también el trabajo teórico,
pues no somos solo sujetos que actuamos, sino que también pensamos y cada
persona posee un acervo cultural precioso del que hay que saber sacarle todas
las potencialidades revolucionarias.
Alma apátrida
Bibliografía:
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Nkrumah Wanafrica Ediciones – Colección Pensamiento Africano de Ayer para
Mañana, 2019. Páginas 7, 8 y 9 y BOUBARI-YABARA, AMZAT Kwame Nkrumah:
defensor de la causa africana en FABRÉ FEIXAS, ANNA (Trad.) Kwame
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ZIÉGLER, JEAN Sociología de la
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Historia del África Subsahariana Nowtilus, enero de 2017. Página 247.
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MBAH, SAM y IGARIWEY, I. E. África rebelde: Comunalismo y
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