Para un anarquismo revolucionario: crónica y reflexiones del debate con el Collectif Mur par Mur de Toulousse en Gracia (Barna)

1)    La charla-debate

El pasado sábado, 13 de mayo de 2023, se realizó, sobre las 19:00 horas en el Ateneu LLibertari de Gràcia, una charla-debate-presentación del libro Para un anarquismo revolucionario por parte de este grupo de afinidad anarquista francés. L@s compañer@s ponentes formularon la pregunta, que esta en el origen de las motivaciones para la fundación del grupo ¿Cómo podemos superar las contradicciones para hacer un movimiento más internacionalista y más enfocado en la revolución? El libro, de momento, no está traducido al español (hay un folleto, más reducido, con las respuestas a algunas preguntas que sí). Nos explicaron que lo escribieron a inicios de 2019 coincidiendo con el movimiento de los Chalecos Amarillos y que, a nivel militante, ell@s venían de la lucha contra el aeropuerto de Notre-Dame: un ejemplo, entre varios, de los proyectos inútiles que promueve el Gobierno.

Afirmaron que otra motivación para fundar el grupo es que, a nivel general, no estaban de acuerdo en como “la gente” (creo que querían decir, más bien, los espacios militantes, aunque se expresaran así) se refería a la anarquía: no había conexión histórica con el Comunismo Libertario en España, con la Comuna de París, Bakunin o Kropotkin, afirmaron, sino que estaban por la interseccionalidad. Todo esto en un contexto de lucha de clases insurreccional de los Chalecos Amarillos que hacia que, en este convulso escenario, no tuvieran mucho sentido, siempre según su opinión, las pequeñas guerras dentro del movimiento libertario. La gente estaba en la calle y se inspiraron en su participación en el movimiento para retomar el anarquismo y repensar el sujeto revolucionario. Su enfoque teórico se basa en los siguientes puntos:

a)       Actualización del Comunismo Libertario; con una critica radical al trabajo y una crítica revolucionaria a la industria; lo que había en el medio francés, dijeron, era una crítica por parte de ecologistas que no era revolucionaria porque se centraba en la alienación (entiendo que del medio natural) y no en la explotación.

b)      Crítica de la urbanización y la metropolización; retoman las Comunas de Aragón y la de París como alternativa, aunque identificando sus límites. Plantean una Federación de Comunas Libres: en relación a esto, afirmaron que en los medios anarquistas hay una tendencia a reivindicar estas experiencias “des del punto de vista de la democracia” y para ell@s no es suficiente ¿Se referían quizás a que se reivindica la ley de mayorías antes que el consenso o que no se hace tanto énfasis en los aspectos socioeconómicos para defender, exclusivamente, los políticos en la línea de un ciudadanismo radical? No lo tengo claro, pues no dieron más detalles del contenido de esta crítica.

L@s compañer@s afirmaron que, a menudo, en las prácticas se pierde el objetivo de la revolución pero que, a su vez, hacen crítica de la teoría para entender las prácticas. A mi entender, la teoría sin práctica no es más que un intelectualismo aristocratizante y creo que, en este aspecto, la crítica puede ser compartida por la mayoría de un movimiento en el cual la acción directa siempre ha jugado un papel muy importante. Ahora bien, pienso que uno de los fallos que tenemos como libertari@s es que, muchas veces, no se entiende que la crítica en sentido contrario es igualmente válida pues, a su vez, la práctica sin teoría no consigue sobrepasar el nivel del activismo, sin una estrategia ni un análisis de que medios queremos usar para llegar a nuestros fines.

El Collectif Mur par Mur hizo una crítica al appelismo (“llamada”) del “Comité Invisible” e insistió en su discrepancia con los enfoques de la interseccionalidad: según l@s comp@s quienes defienden estos enfoques pasan el tiempo redactando códigos de comportamiento interno o analizando las relaciones de poder entre nosotr@s en lugar de luchar contra el enemigo común: el capitalismo y el Estado. En cuanto al “Comité Invisible” denunciaron su táctica neoleninista, donde todo vale, incluso negociar con el Estado para mantener sus propiedades cooperativas (se referían a la compra de la mitad de la ZAD). A nivel teórico, señalaron que su concepción de clase no es una categoría social sino algo que se crea en el movimiento y, a su vez, como algo a superar (entiendo que en la sociedad sin clases comunista o anarcocomunista): para ell@s el proletariado no es una categoría sociológica sino aquell@s que se identifican con el movimiento de lucha.

En relación a esto, no quieren tener un programa ni una visión utópica de una sociedad sin conflictos (pues, por ejemplo, incluso en el anarcocomunismo podrían subsistir los interpersonales: en consecuencia, citaron a Malatesta cuando afirmaba, para el lenguaje de su época, que la irresolución de la “cuestión del amor” subsistiría en la anarquía). L@s compañer@s, entonces, no creen en vanguardias y defienden los levantamientos populares (de los cuales citaron algunos en Latinoamérica y el Mundo Árabe) que, aunque durante breves periodos de tiempo, han llegado a tener en sus manos la reproducción de la vida social cotidiana, bajo un nuevo paradigma anticapitalista. Señalaron que en Francia se está produciendo una bunkerización del Estado y que la gente, como contraparte, ya no cree más en una liberación a través del trabajo.

Faltó desarrollar, a mi modesto entender, que entienden por trabajo: si exclusivamente el asalariado o es que realmente parten de un optimismo tecnológico que nos pueda librar en un futuro de cualquier actividad productiva: no queda claro si recordamos su anterior “critica revolucionaria a la industria” que faltó concretar. Fue interesante su enfoque de que hay una parte del ser humano que no es resultado de la socialización y que es en esta en la que debemos apoyarnos para superar el capitalismo. También afirmaron que la dinámica revolucionaria no sale de la ideología sino de las practicas (yo creo que es más bien un proceso paralelo: tampoco hay que hacer, a mi entender, una apología del practicismo pues este, realmente, es ciego sin teoría). Por otra parte, afirmaron que es en el mismo proceso de lucha donde se identifican las tendencias reformistas y revolucionarias dentro del movimiento.

2)    Breve esbozo del movimiento contra la reforma de las pensiones

A continuación, uno de los compañeros del grupo leyó un texto donde se apuntaban algunos aspectos de las recientes movilizaciones en Francia desde una perspectiva anarquista revolucionaria. Empezó con la sugerente frase “una vez sale la pasta del tubo cuesta mucho volver a meterla”: pensar esta metáfora del pueblo en lucha como resultado de un fenómeno de descompresión es interesante si tenemos en cuenta que, como citaron y a diferencia de España, el movimiento obrero y popular no ha podido ser recuperado, hasta el momento, por ningún tipo de socialdemocracia con nuevos ropajes como aquí. Señaló que, con el decreto 49.3 de Macron, la izquierda reformista e institucionalizada se limitó a denunciar el “ataque a la democracia” por haber saltado por encima del legislativo: lo que indica que, en el fondo, siguen partiendo de la idea que la multitud no tiene legitimidad frente a las instituciones burguesas.

El Gobierno maneja un discurso que exagera el carácter de “masa” del movimiento (como si no estuviera formado por sujetos que piensan) y dice que sus afirmaciones de que no tiene líderes serían, en realidad, porque los tiene ocultos (repitiendo machaconamente el término ultraizquierda). En relación a esto, el compañero afirmó que la izquierda no nos salvará pues son el “poli menos malo”: el que te ofrece el cigarrillo del cual sacará tu ADN.

3)  Algunas reflexiones de los asistentes y respuestas de Mur par Mur

En relación a una pregunta en el turno de intervenciones, l@s compañer@s afirmaron que cuando decían que el proletariado no es una categoría social se referían a que piensan que la revolución (en caso de producirse) no la hará este como tal sino los sectores que son conscientes (o al menos esto es lo que entendí de sus respuestas) pero, entonces y reformulando la pregunta ¿Cómo ampliamos este sector consciente? También, afirmaron, que es diferente votar a la extrema derecha que ser militante, en relación a la desconfianza, que generaba en algunos asistentes, el hecho de que, entre los Chalecos Amarillos, hubiera, por ejemplo, votantes de Marine Le Pen. Las teorías se clarifican en la práctica, entonces, para Mur par Mur poca importancia tiene lo que haya votado una persona sino el proceso de toma de consciencia que se da en el mismo fragor de la lucha.

Es, en cambio, en los momentos de repliegue cuando la gente se encierra en sus espacios: el corporativismo es, entonces, resultado del retroceso de la ofensiva del movimiento social. Afirmaron que una diferencia importante entre este movimiento contra la reforma de las pensiones y el de los Chalecos Amarillos es que en el anterior se ocupaban las rotondas, día y noche, bloqueando la circulación de mercancías. Hoy, en cambio, afirmaron que las reservas (económicas, entiendo) son menores y “la gente” vuelve a trabajar al día siguiente: también habría que saber a que gente se referían ¿Capaz que a cierto sector de la juventud, con empleos temporales e implicado en la lucha, a quien no importaba dedicarse a tiempo completo a las movilizaciones porque tenían la posibilidad? ¿Trabajadores desempleados? No tengo idea, la verdad, faltó concretar en este sentido, a muchos asistentes, en los que me incluyo, nos falta información más detallada de la lucha en Francia para entender sus dinámicas y participantes.

4) Conclusiones

Mur par Mur es un colectivo anarcocomunista que hace, a mi parecer, una crítica interesante a ciertas posiciones endogámicas y autoreferenciales dentro del movimiento libertario: han sabido leer la situación social y hacer los cambios de paradigma necesarios en el nuevo contexto. Quizás les haría la crítica, aun compartiendo la mayor parte de las cosas que dicen, de tener un enfoque demasiado “movimientista” y espontaneista cuando afirman que el mismo desarrollo de la lucha social es quien define a los revolucionarios y a los que no lo son. No hay que olvidar que, muchas veces, es el papel de las minorías activas quienes, a través de su labor constante de agitación, pueden generar el caldo de cultivo necesario para una revuelta sin que eso signifique, en absoluto, que deban dirigirla.

Por eso hay que perseverar siempre, aunque pensemos, en un primer momento, que lo que hacemos no tiene impacto social: nunca sabemos cuando la indignación popular puede recoger aquello que, con paciencia y perseverancia, se ha ido sembrando a lo largo de años.

                                                                                                                                                                             Alma apátrida

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