Nelson Méndez: otro compañero anarquista venezolano que nos deja ¡Que la tierra le sea leve!

1) Compañeros contra viento y marea

A lo largo de estos turbulentos años de principios de siglo XXI, he tenido noticias, lamentablemente, de varias pérdidas irreparables en el movimiento libertario de este país caribeño. Compañeros que no solo tuve el placer de conocer, sino la inmensa fortuna de aprender de ellos: de sus ideas, de su bagaje militante y de su entereza ante un contexto político e institucional, más bien adverso, a las ideas de autonomía y libertad, que son propias del anarquismo, en cualquier lugar donde arraigue o intente arraigar, contra viento y marea, como es el caso. Pues sí, el lema que estampó la CNT-AIT, en la última convocatoria del 1º de Mayo en España, refleja perfectamente, a mi entender, la trayectoria militante y activista de los compañeros que a lo largo de estos años nos han venido dejando, a pesar de muchos de nosotros, en Venezuela: otros arrojarían sobre ellos y su proyecto calumnias e infamias varias por atreverse a presentar batalla al populismo militarista de discurso revolucionario y política neoliberal que, hoy en día, ya es cada vez más difícil de defender por muchos de sus antiguos entusiastas adeptos.

2) Antonio Serrano: un cenetista en Caracas

El primero de ellos que nos dejó, fue Antonio Serrano, un viejo militante anarcosindicalista malagueño, que llegó a Venezuela después de pasar un sufrido periplo por varios países como exiliado de la Guerra Civil Española. Recuerdo su fe infatigable en el ideal recorriéndose Caracas de punta a punta para vender los ejemplares del periódico anarquista El Libertario, su sonrisa afable que transmitía confianza (como Lucio Urtubia que a sus últimos años aun decía que este puto mundo se puede mejorar) y su arrojo personal, pese a su edad, cuando, en motivo de una concentración en el Consulado Español por los presos anarquistas Rubén e Ignasi, nos animaba a unos jóvenes ácratas indecisos a subir a las oficinas para exigir presentarle nuestras reivindicaciones directamente al Cónsul ¿Cómo no avergonzarse un poco, entonces, cuando alguna vez loaba y te daba ánimos por alguna nimiedad que habías hecho? Aún guardo como oro en paño la vieja edición del libro de Los anarquistas españoles de Murray Bookchin que me obsequió al despedirnos.

3) Humberto Decarli: un abogado de los trabajadores

Años después tuve conocimiento del deceso del compañero Humberto Decarli, un activo abogado laboralista que militó, originariamente según me comentó, en La Causa Radical (La Causa R): una escisión obrerista del Partido Comunista de Venezuela (PCV) defensora de la democracia radical y el laborismo. Representaba sin duda, en su momento, la plasmación del pavor comunista a una desviación sindicalista del Partido, pues, el laborismo, al menos a nivel doctrinal, se diferencia de la socialdemocracia, precisamente, en la preponderancia de los sindicatos respecto al Partido. Quizás no sea extraña entonces la llegada del compañero al colectivo El Libertario, pues, hay que recordar que en España tuvimos un caso sui generis de laborismo libertario con la creación del Partido Sindicalista de Ángel Pestaña. Para el caso del marxismo existe, también, en Estados Unidos la corriente heterodoxa deleonista: mezcla de este con el sindicalismo revolucionario.

Humberto Decarli fue un prolífico articulista y autor de varias obras de las que destacaría El mito democrático de las Fuerzas Armadas Venezolanas editada en la colección Cuadernos de Cultura Libertaria de la Comisión de Relaciones Anarquistas – CRA (antiguo nombre del colectivo editor de El Libertario): un interesante opúsculo donde desmonta el supuesto carácter popular del Ejército Venezolano señalando su origen en la invasión andina de Cipriano Castro y su estructura prusiana y autoritaria forjada por la dictadura de Juan Vicente Gómez. Recuerdo su presencia en el Consulado Español y como fue amenazado por un miembro de la Policía Nacional obsesionado con expulsar de la sede a todo aquel que careciera de nacionalidad española. Uno de los casos que defendió con ahínco, ahora que recuerde, fue el de los ex trabajadores de Coca-Cola Femsa contra la finalización arbitraria del proceso de mediación por parte de la Sala de Casación Social en Caracas.

4) Nelson Méndez: un profesor anarquista en la UCV

Finalmente conocí ayer con pesar el deceso del compañero Nelson Méndez: libertario y profesor en la Universidad Central de Venezuela. Recuerdo que a los pocos días de llegar a Caracas me dirigí al Centro de Estudios Sociales Libertarios, sito en el popular barrio de Sarría y sede de El Libertario, para conocer a l@s compañer@s. Ahí estaba Nelson e intercambiamos muchas impresiones: la verdad sea dicha que yo no conocía demasiado bien la realidad política del país y, a pesar de militar en el anarquismo, tenía cierta concepción positivamente ingenua, por entonces, de la llamada Revolución Bolivariana como algunos otr@s compañer@s en Catalunya y España. Nelson dejó claro el carácter militarista, neoliberal y de profundización en el extractivismo del chavismo relacionándolo con la historia contemporánea del país, como mínimo, des del militarismo gomecista.

Un enfoque nuevo para mi pues, al igual que otros compañer@s sin demasiada información sobre Venezuela, nuestra retrospectiva histórica terminaba con la caída de la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez y el inicio de la “democracia” del Pacto de Punto Fijo en el 58, o ni siquiera eso, pues, la propaganda chavista rara vez se remontaba más allá del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez y el Caracazo del 89. Algo que tiene su lógica si quieres presentar ante el mundo que el movimiento popular casi que nace contigo o esconder el hecho de que el estamento militar tenga las riendas del país no es nada revolucionario sino la tónica general en la historia contemporánea de Venezuela desde Cipriano Castro, pero, sobre todo, desde Juan Vicente Gómez. Aun así, puntualizó que se había dado alguna experiencia interesante de participación popular en las Mesas Técnicas de Agua o los Comités de Tierra Urbana sin que ello supusiera, para nada, su defensa global del llamado proceso. De hecho, el Gobierno, según recuerdo, fue minando estos organismos en favor de los Consejos Comunales.

Recuerdo su amistad con Simón Sáez Mérida, un antiguo militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria de Venezuela, asesinado en 2005, igualmente opositor al populismo militarista chavista y al que se hizo un sentido homenaje en la UCV. El MIR fue un grupo activo durante la “democracia” del Pacto de Punto Fijo salido de una escisión en las juventudes de Acción Democrática, partido populista y socialdemócrata. Nelson Méndez comentó, en varias ocasiones, que a falta de referentes libertarios en el país (o casi pues existió la pequeña FORVE-AIT y hay incluso quien habla de influencias del socialismo proudhoniano en el caudillo federal Ezequiel Zamora) la experiencia mirista debía ser tenida muy en cuenta. No es de extrañar esta afirmación, pues, no deja de representar una izquierda revolucionaria salida de un partido de tradición política civil y que, en otros momentos históricos, tuvo sectores revolucionarios nucleados alrededor de la figura del presidente Rómulo Gallegos.

5) Compañeros más allá de discrepancias

Si uno estudia con cierta profundidad la historia contemporánea venezolana no se sorprenderá que ciertas corrientes de la izquierda revolucionaria más heterodoxa acaben confluyendo en el anarquismo, a la vez, que manifiesten su oposición al chavismo. De este proceso surgieron figuras de la talla intelectual y militante de Humberto Decarli y Nelson Méndez, así como el activismo de veteranos e infatigables anarcosindicalistas como Antonio Serrano. No siempre estuve de acuerdo con ellos en todo, pues, seguí arrastrando, quizás, una concepción algo optimista respecto a las potencialidades del Proceso Bolivariano; optimismo que el tiempo se ha encargado de ir diluyendo, dándole la razón, al final, a unos compañeros que al principio no entendía del todo. Aun así, tuvieron el mérito de levantar la bandera del anarquismo en Venezuela, no solo, ante el evidente rechazo de una extrema-izquierda cooptada por el Estado rentista sino, lamentablemente, ante la incomprensión de muchos compañeros de ideas en otros lares.

 

¡Que la tierra te sea leve, Nelson!

¡Como Antonio y Humberto, vivirás en los que luchan por un mundo libre!

¡Viva la anarquía!

                                                                                                                                                 

                                                                                                                                                                             Alma apátrida

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