1) Compañeros contra viento y
marea
A lo largo de estos turbulentos
años de principios de siglo XXI, he tenido noticias, lamentablemente, de varias
pérdidas irreparables en el movimiento libertario de este país caribeño.
Compañeros que no solo tuve el placer de conocer, sino la inmensa fortuna de
aprender de ellos: de sus ideas, de su bagaje militante y de su entereza ante
un contexto político e institucional, más bien adverso, a las ideas de
autonomía y libertad, que son propias del anarquismo, en cualquier lugar donde
arraigue o intente arraigar, contra viento y marea, como es el caso. Pues sí,
el lema que estampó la CNT-AIT, en la última convocatoria del 1º de Mayo en
España, refleja perfectamente, a mi entender, la trayectoria militante y
activista de los compañeros que a lo largo de estos años nos han venido
dejando, a pesar de muchos de nosotros, en Venezuela: otros arrojarían sobre
ellos y su proyecto calumnias e infamias varias por atreverse a presentar
batalla al populismo militarista de discurso revolucionario y política
neoliberal que, hoy en día, ya es cada vez más difícil de defender por muchos
de sus antiguos entusiastas adeptos.
El primero de ellos que nos dejó, fue Antonio
Serrano, un viejo militante anarcosindicalista malagueño, que llegó a Venezuela
después de pasar un sufrido periplo por varios países como exiliado de la
Guerra Civil Española. Recuerdo su fe infatigable en el ideal recorriéndose
Caracas de punta a punta para vender los ejemplares del periódico anarquista El
Libertario, su sonrisa afable que transmitía confianza (como Lucio Urtubia
que a sus últimos años aun decía que este puto mundo se puede mejorar) y
su arrojo personal, pese a su edad, cuando, en motivo de una concentración en
el Consulado Español por los presos anarquistas Rubén e Ignasi, nos animaba a
unos jóvenes ácratas indecisos a subir a las oficinas para exigir presentarle
nuestras reivindicaciones directamente al Cónsul ¿Cómo no avergonzarse un poco,
entonces, cuando alguna vez loaba y te daba ánimos por alguna nimiedad que
habías hecho? Aún guardo como oro en paño la vieja edición del libro de Los
anarquistas españoles de Murray Bookchin que me obsequió al despedirnos.
3) Humberto Decarli: un abogado de los trabajadores
Años después tuve conocimiento
del deceso del compañero Humberto Decarli, un activo abogado laboralista que
militó, originariamente según me comentó, en La Causa Radical (La Causa R):
una escisión obrerista del Partido Comunista de Venezuela (PCV) defensora de la
democracia radical y el laborismo. Representaba sin duda, en su momento,
la plasmación del pavor comunista a una desviación sindicalista del
Partido, pues, el laborismo, al menos a nivel doctrinal, se diferencia de la
socialdemocracia, precisamente, en la preponderancia de los sindicatos respecto
al Partido. Quizás no sea extraña entonces la llegada del compañero al
colectivo El Libertario, pues, hay que recordar que en España
tuvimos un caso sui generis de laborismo libertario con la
creación del Partido Sindicalista de Ángel Pestaña. Para el caso del marxismo
existe, también, en Estados Unidos la corriente heterodoxa deleonista:
mezcla de este con el sindicalismo revolucionario.
Humberto
Decarli fue un prolífico articulista y autor de varias obras de las que
destacaría El mito democrático de las Fuerzas Armadas Venezolanas editada
en la colección Cuadernos de Cultura Libertaria de la Comisión de
Relaciones Anarquistas – CRA (antiguo nombre del colectivo editor de El
Libertario): un interesante opúsculo donde desmonta el supuesto carácter
popular del Ejército Venezolano señalando su origen en la invasión andina de
Cipriano Castro y su estructura prusiana y autoritaria forjada por la dictadura
de Juan Vicente Gómez. Recuerdo su presencia en el Consulado Español y como fue
amenazado por un miembro de la Policía Nacional obsesionado con expulsar de la
sede a todo aquel que careciera de nacionalidad española. Uno de los casos que
defendió con ahínco, ahora que recuerde, fue el de los ex trabajadores de
Coca-Cola Femsa contra la finalización arbitraria del proceso de mediación por
parte de la Sala de Casación Social en Caracas.
Finalmente
conocí ayer con pesar el deceso del compañero Nelson Méndez: libertario y
profesor en la Universidad Central de Venezuela. Recuerdo que a los pocos días
de llegar a Caracas me dirigí al Centro de Estudios Sociales Libertarios,
sito en el popular barrio de Sarría y sede de El Libertario, para
conocer a l@s compañer@s. Ahí estaba Nelson e intercambiamos muchas
impresiones: la verdad sea dicha que yo no conocía demasiado bien la realidad
política del país y, a pesar de militar en el anarquismo, tenía cierta
concepción positivamente ingenua, por entonces, de la llamada Revolución
Bolivariana como algunos otr@s compañer@s en Catalunya y España. Nelson
dejó claro el carácter militarista, neoliberal y de profundización en el
extractivismo del chavismo relacionándolo con la historia contemporánea del
país, como mínimo, des del militarismo gomecista.
Un enfoque nuevo para mi pues, al
igual que otros compañer@s sin demasiada información sobre Venezuela, nuestra
retrospectiva histórica terminaba con la caída de la dictadura militar de
Marcos Pérez Jiménez y el inicio de la “democracia” del Pacto de Punto Fijo en
el 58, o ni siquiera eso, pues, la propaganda chavista rara vez se remontaba
más allá del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez y el Caracazo del
89. Algo que tiene su lógica si quieres presentar ante el mundo que el
movimiento popular casi que nace contigo o esconder el hecho de que el
estamento militar tenga las riendas del país no es nada revolucionario sino la
tónica general en la historia contemporánea de Venezuela desde Cipriano Castro,
pero, sobre todo, desde Juan Vicente Gómez. Aun así, puntualizó que se había
dado alguna experiencia interesante de participación popular en las Mesas
Técnicas de Agua o los Comités de Tierra Urbana sin que ello supusiera, para
nada, su defensa global del llamado proceso. De hecho, el Gobierno,
según recuerdo, fue minando estos organismos en favor de los Consejos
Comunales.
5) Compañeros más allá de
discrepancias
Si uno estudia con cierta
profundidad la historia contemporánea venezolana no se sorprenderá que ciertas
corrientes de la izquierda revolucionaria más heterodoxa acaben confluyendo en
el anarquismo, a la vez, que manifiesten su oposición al chavismo. De este
proceso surgieron figuras de la talla intelectual y militante de Humberto
Decarli y Nelson Méndez, así como el activismo de veteranos e infatigables
anarcosindicalistas como Antonio Serrano. No siempre estuve de acuerdo con
ellos en todo, pues, seguí arrastrando, quizás, una concepción algo optimista
respecto a las potencialidades del Proceso Bolivariano; optimismo que el
tiempo se ha encargado de ir diluyendo, dándole la razón, al final, a unos
compañeros que al principio no entendía del todo. Aun así, tuvieron el mérito
de levantar la bandera del anarquismo en Venezuela, no solo, ante el evidente
rechazo de una extrema-izquierda cooptada por el Estado rentista sino,
lamentablemente, ante la incomprensión de muchos compañeros de ideas en otros
lares.
¡Que la tierra te sea leve,
Nelson!
¡Como Antonio y Humberto,
vivirás en los que luchan por un mundo libre!
¡Viva la anarquía!
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