Crónica y reflexiones sobre la charla, acerca del anarquismo peruano y boliviano de principios del siglo XX, en Can Vies (Sants-Barcelona)


El pasado martes 7 de agosto se realizó una charla, en el Centro Social Autogestionado “Can Vies” del barrio barcelonés de Sants, por parte de la compañera anarquista argentina Ivanna Margarucci, acerca de la historia del movimiento libertario en Perú y Bolivia a principios del siglo XX. La ponente hizo énfasis en que estudiar nuestro movimiento en estos lares era “pensar lo impensado” ya que el elemento cultural indígena y sus manifestaciones pueden parecer, a simple vista, contradictorios con un anarquismo que se considera “eurocentrado” y “occidentalizante” y que en otros lugares de América Latina como Argentina y Uruguay, por ejemplo, viajó en las maletas de los emigrantes europeos que llegaban al Rio de la Plata (si bien señaló también que varios de ellos tuvieron su conversión al anarquismo en territorio americano, debido a las duras condiciones de vida y trabajo que encontraron).

Esta tesis de un anarquismo “eurocentrado” o “occidentalizante” también es defendida por la compañera mejicana Guadalupe Rivera en su folleto “¡Escucha anarquista! Despensando el anarquismo desde el Tercer Mundo”. Personalmente soy crítico con esta definición ya que si tenemos en cuenta que teóricos como Bakunin y Kropotkin eran rusos, la afirmación no se sostiene muy bien si entendemos esta nación como un híbrido entre occidente y oriente (buena parte de su territorio está, de hecho, en Asia). ¿Cómo explicar entonces la eslavofobia histórica de parte de la intelectualidad alemana que consideraba, de forma racista, a estos pueblos como faltos de civilización y ajenos a la cultura occidental? Creo que habría que definir bien que entendemos por “Europa” o “Occidente” antes de arriesgarnos a ciertas definiciones que pueden carecer de exactitud.

La compañera argumentó la necesidad de estudiar comparativamente los casos de Perú y Bolivia ya que existen realidades que superan los estrechos marcos del Estado-Nación, siendo necesario pensar “otras geografías”, así comentó la existencia de un amplio espacio transnacional al norte de Argentina y los dos países estudiados donde no había prácticamente presencia estatal, circulando bienes y personas al margen de las fronteras establecidas. Todo seguido hizo una caracterización sociológica de los sectores sociales donde arraigó el anarquismo destacando el artesanado, el escaso proletariado industrial y los “obreros de oficios” (categoría intermedia donde incluyó mecánicos u obreros de la construcción). Esto, nos comenta, produjo situaciones paradójicas como que artesanos, que tenían a su cargo aprendices de los cuales les interesaba objetivamente explotarlos lo más posible, lucharan de todas formas por la consecución de las 8 horas.

También señaló como el anarquismo se adaptó y fundió con tradiciones de trabajo colectivo indígenas como el ayllu llegando a fundarse federaciones obreras específicamente indígenas con gran participación de campesinos del interior. Lo mismo afirmó en el caso de las mujeres pues se tiene constancia de la existencia de federaciones obreras femeninas. Se puntualizó que el origen del anarquismo en estas dos naciones latinoamericanas cabía situarlo en las postrimerías de la “Guerra del Pacífico” (que enfrentó Perú y Bolivia contra Chile y que tuvo como consecuencia para la segunda la pérdida de su salida al océano) y que se produjo un desfase temporal en cuanto al desarrollo de las ideas porque cuando en Perú estaba ya en decadencia en Bolivia se estaba en plena época de florecimiento. De todas maneras, destacó que para el conjunto de América Latina se puede hablar de la década de los 30 del siglo pasado como momento en que el anarquismo empieza a perder fuelle entre los sectores obreros y campesinos.

En consecuencia explicó, y para mí fue la parte más interesante en cuanto a autocrítica, los principales motivos de esta decadencia. Expuso tres: por un lado la represión estatal (de la que recuerdo la incautación de un manifiesto anarquista boliviano que, a pesar de todo, logró ser publicado por otros periódicos anarquistas de la región), el impacto de la Revolución Rusa que produjo la conversión al bolchevismo de amplios sectores de las masas trabajadoras (si bien señaló, también, que el debate entre las dos corrientes fue ganado, en un primer momento, por el anarquismo) y la aparición de movimientos políticos nacional-populares, a veces sustentados en sectores del Ejército. Comentó que en Perú, por ejemplo, el comunista Mariátegui y el populista Haya de la Torre constituyeron fuertes rivales del anarquismo: a través de las llamadas “Universidades Populares”, fundadas por el segundo, amplios sectores de la clase trabajadora entraron en contacto con estas nuevas ideologías.

Una vez terminó la exposición hubo varias intervenciones del público de las que recuerdo dos: una pretendía profundizar en los motivos por los cuales, a diferencia de España con la CNT, la Revolución Rusa produjo un quiebre en algunas organizaciones sindicales anarquistas latinoamericanas entre los partidarios de apoyarla críticamente y los más ortodoxos que lo rechazaban categóricamente, a lo que la compañera respondió que quizás lo incipiente del desarrollo del anarquismo contribuyó a que no se mantuviera la cohesión (destacó que, por ejemplo, en Bolivia cuando se produce dicha revolución apenas existían algunos núcleos dispersos de activistas y propagadores de la idea). Otra intervención preguntó por la situación actual del anarquismo en estos lares, a lo que señaló la participación de individualidades libertarias en la lucha boliviana en contra de la carretera por el TIPNIS (un parque nacional y territorio indígena protegido): recordemos que hace unos años el gobierno de Evo Morales llevó a cabo unas razias represivas contra compañeros/as anarquistas enmarcadas en la criminalización de esta lucha, en las cuales hubo acusaciones cruzadas entre integrantes del movimiento libertario de “aventurerismo” y “delación” a raíz de algunas acciones directas.

Respecto a la influencia que pudieron haber tenido los movimientos políticos nacional-populares en el declive del anarquismo, hay que recordar que respecto al peronismo argentino, que algunos autores latinoamericanos tienen como modelo analítico de este tipo de movimientos, el sociólogo positivista Gino Germani señaló las migraciones del interior hacia la capital (que vivía un acelerado proceso de industrialización) como causa de la aparición de un populismo peronista contradictoriamente “reaccionario” y “moderno” ya que utilizaba formas de dominación política caudillistas (propias del interior rural) en un contexto eminentemente urbano ¿Ocurrió algo parecido en Bolivia y Perú en el sentido de la llegada a la ciudad de una población sin tradición sindical y apegada cultural y políticamente al caudillaje? Por otra parte, los marxistas Murmis y Portantiero hablaban de que la explicación radicaba más bien en la fragmentación del movimiento sindical, de la que se ha hablado anteriormente, que posibilitó el surgimiento de un liderazgo alternativo “bonapartista” surgido de las entrañas del Estado (el peruano Juan Velasco Alvarado y el argentino Juan Domingo Perón eran ambos militares).

En todo caso, cabría como pregunta porque el lerrouxismo en España, cuyo republicanismo y anticlericalismo estridente tenía también características nacional-populares, no tuvo el mismo éxito contra el anarcosindicalismo de la CNT. Quizás en la mayor solidez del proceso de industrialización, y como consecuencia una clase obrera políticamente más cohesionada, esté la respuesta pero son preguntas difíciles de responder y que quiero dejar ahí.

Finalmente, quiero pedir disculpas de antemano si he obviado, por olvido, algún tema de la exposición o si alguno no ha sido interpretado correctamente. Cualquier crítica de los asistentes, ponente, etc. será bienvenida.

                                                                                                                                            Alma apátrida

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