Canariedad y Venezolanidad: aproximación crítica y deconstrucción de un
universo simbólico colonial
Resumen
Canarias y Venezuela poseen una historia compartida pues ambas fueron incorporadas
al mundo occidental de manera abrupta y forzosa mediante un proceso de
conquista. Nuestra hipótesis consistirá en defender que dicho punto de partida
en común llevó a un proceso de formación histórico y social similar que,
conjuntamente a un fluido proceso de intercambio cultural de cinco siglos, dará
lugar a la emergencia de dos construcciones simbólicas (1) (“canariedad y
venezolanidad”) enormemente parecidas en cuanto a identidades psicosociales
hegemónicas en ambas orillas. Para aproximarnos a ellas realizaremos, en primer
lugar, un breve resumen histórico de ambas sociedades y de los conceptos de
“cultura de la expropiación” del psicólogo social canario y freudiano Manuel
Alemán y el de “carencia de poder” o “foco de control externo” de la psicóloga
social venezolana y marxista Maritza Montero.
Posteriormente compararemos ambas formaciones socio-históricas y ambos
conceptos con el llamado “pensamiento de-colonial” de la mano de Walter D.
Mignolo y Anibal Quijano. A partir de ahí, con la finalidad de intentar una
deconstrucción de dichas identidades psicosociales hegemónicas, intentaremos
profundizar el análisis partiendo de la “hermenéutica diatópica” de Boaventura
de Sousa Santos y rescatando la historia silenciada de José Tomas Boves y la rebelión
popular venezolana de 1814 así como la vertiente obrerista y anarquista del
contradictorio pensamiento político de Secundino Delgado, padre del
nacionalismo canario.
Palabras clave: construcción
simbólica, canariedad, venezolanidad, cultura de la expropiación, foco de
control externo, carencia de poder, freudomarxismo, pensamiento de-colonial,
hermenéutica diatópica.
Abstract
The Canary Islands and
Venezuela have a common history as both were incorporated into the western
world abruptly and forced through a proces of conquest. Our hypothesis will be
to argue that common starting point led to a similar historical and social
formation process wich, along with five centuries-long fluid cultural exchange
process, will lead to the emergence of two symbolic constructions “canariety”
and “venezuelanity” extremely similar in terms of psychosocial hegemonic
identities on both sides. In order to approach those we will proceed from the
similarities of the concepts of “expropiation culture” by the canarian social
psychologist and Freudian Manuel Alemán and the concept “lack of power” or
“external control focus” by the Venezuelan social psychologist and Marxist
Maritza Montero.
Thereafter the
analysis will be enlarged upon searching for joints and differences that may
occur between both authors and called “de-colonial thought” by the hand of
Waler D. Mignolo and Alonso Quijano in order to try deconstruction of said
psychosocial hegemonic identities based on the hermeneutica diatopica by
Boaventura Da Sousa Santos and the silenced history of Jose Tomas Boves and the
Venezuelan popular rebellion of 1814 and the slope and contradictory to
anarchist political thought Secundino Delgado, father of the Canarian
nationalism.
Key words: symbolic construction, canariey,
venezuelanity, expropriation culture, external control focus, lack of power,
freudomarxism, de-colonial thought, diatopic hermeneutics.
La conquista del archipiélago
canario tuvo lugar a lo largo del siglo XV finalizando en Tenerife en 1496. Los
conquistadores castellanos implantaron un sistema económico centrado en la
explotación agraria de monocultivos y el comercio a la par que introducían
otras instituciones y una nueva cosmovisión religiosa. Así se constituyó en el
archipiélago una rígida estructura de poder racializada y ligada a la propiedad
de la tierra que dividía la sociedad canaria en un grupo dominante
(aristócratas, eclesiásticos y mercaderes), uno dependiente (pequeños
propietarios, campesinos y artesanos) y los esclavos (aborígenes alzados,
negros y moriscos). El primer monocultivo fue el azúcar, que entró en
decadencia por la competencia americana y africana, luego fue la orchilla
(líquen tintóreo) substituida por otros tintes, el valorado malvasía canario en
el mercado inglés dejó de serlo para dejar paso al Oporto y la cochinilla fue
substituida por tintes artificiales dando paso al comercio del plátano (2).
La externalización de la economía
canaria será institucionalizada con el Real Decreto de Puertos Francos de 1852.
Es especialmente interesante destacar que no fue hasta el período autárquico de
la dictadura franquista que no se produce un movimiento en sentido contrario:
se suprime dicho decreto favoreciendo una entente entre la burguesía
agro-exportadora platanera y las élites del régimen, tendente a orientar la
producción al mercado estatal con la creación del Consejo Regulador de la
Exportación de Plátanos (CREP) y se inicia una política económica de
substitución de importaciones que se traducirá en la eclosión de una
multiplicidad de pequeñas industrias semiartesanales y orientadas al consumo
interno que Ricardo A. Guerra Palmero, historiador canario experto en el
período, ha definido como “minifundismo industrial”. Aquí se iniciará cierto
conflicto entre la burguesía comercial-importadora y el sector más
proteccionista de la burocracia franquista, representada por falangistas en
contraste con la actitud más librecambista de los militares, a los que se
sumarían los agroexportadores una vez termina el conflicto bélico europeo y el
plátano pasa a ser considerado “fruta de postre” en el mercado estatal,
culminado con la victoria del librecambismo en el Régimen Económico y Fiscal de
1972.
Lo que nos interesa
específicamente de este período es este resultado que ejemplifica la escueta
duración en el cargo de Gobernador Civil de Tenerife del falangista Luis Rosón,
cuyas proclamas antibritánicas y a favor de la industrialización de las islas
llevaron a su destitución al mes de su toma de posesión ayudando a consolidar la
bandera burguesa de llamado “pensamiento económico diferencial canario”,
consistente en reivindicar la unión indisoluble entre librecambismo y
canariedad. Este se mantiene, con varios matices, hasta nuestros días y ha
influenciado en el modelo de integración en la CEE, el reconocimiento como
región ultrapériferica y Región Objetivo 1 de la UE, el Régimen Especial de
Abastecimiento, la Reserva de Inversiones Canarias o la Zona Especial Canaria. En relación a esto se puede afirmar que el modelo turístico implantado
masivamente en las islas a partir de los sesenta reproduce las mismas
condiciones de dependencia económica del exterior pues supone una
reactualización del viejo dogma liberal de la “ventaja comparativa” esta vez en
el contexto de una mayor integración a un mercado nacional. El progresivo
agotamiento, cada vez más evidente, de este modelo está volviendo la vista
hacia el vecino continente africano en cuanto a oportunidades económicas para
el empresariado isleño aunque también evidencia un punto de partida
desfavorable por lo endeble del tejido empresarial. Por otra parte los
movimientos sociales han denunciado el retroceso del suelo agrícola ante la
industria turística que refuerza una dependencia alimentaria legitimada por un
régimen fiscal diferenciado que premia la importación (3).
Según este psicólogo social
canario esta es parte de la construcción simbólica de la canariedad y se traduce en cuatro esferas diferenciadas de las que destacaremos tres: sociológica, psicológica y comportamental. La “expropiación sociológica” la entiende como una desposesión originaria de los bienes comunales para el interés de los particulares que produjo“hondas
heridas en el psiquismo del pueblo” (4) pues los aborígenes, que mantenían
una cosmovisión íntimamente ligada al medio natural, se encontraron de repente
alienados respecto a este y juzgados y condenados por el uso de animales y
frutos. Este fenómeno mutará a lo largo de la historia: la concentración de la
tierra y el agua en manos de la reducida élite isleña, la orientación de la
práctica totalidad del trabajo campesino a los mercados internacionales, el
control financiero internacional del turismo etc. Según Alemán esta lógica
implica una “cadena generativa” en la que lo económico ha generado una
estructura social que a su vez ha engendrado ciertas modalidades psicológicas
del canario en un engranaje de dependencia abajo-arriba: servilismo del que se
siente inferior al sujeto instituido como superior, un engranaje psicosocial
que transformó al hombre canario en receptivo-sumiso. Por la otra parte, y
siguiendo el enfoque freudiano, se produce una conversión del sometido en un
“yo-ello” en la que el individuo proyecta hacia el otro un proceso intenso de
cosificación.
La “expropiación psicológica” es
definida como un fenómeno por el que “algo
propio de una persona, es manipulado por alguien ajeno a ella” (5), este
proceso de apropiación, en el nivel de los bienes que la persona produce pero
también en el de las zonas profundas de la personalidad (afectividad, capacidad
crítica etc.) significa un “doble rompimiento” en el área del y en el esquema
antropológico y en el de la conciencia. En el primer caso dicha fractura se
opera en tres niveles: el de la autoproyección, en el del ser-más y en el de la
praxis. Pero es en el área de la conciencia donde Manuel Alemán considera que “la expropiación psicológica operó la más
aguda y trascendente de las tácticas expropiatorias” (6) y esto tiene como
resultado la cristalización en el hombre canario de una “conciencia dual”, es
decir, la suya propia y la del expropiador. Alemán considera que este fenómeno
lleva a una “disfunción” en la conciencia caracterizada por un proceso triple
de desplazamiento de la propia conciencia, superposición de ambas e
identificación con los patrones psíquicos de la conciencia dominante.
En cuanto a la ”expropiación
comportamental” destaca tres fenómenos psicológicos: el mimetismo, la capacidad
de mito y el mutismo del hombre canario. El primero vendría determinado por la
misma construcción de Canarias “desde fuera” configurándola con todas las características de una
“sociedad transnacional”, esta situación conduce a que el hombre canario, al no tener en si mismo el
“centro-eje” de su constitución, se vuelque hacia el exterior en busca de
estabilidad y equilibrio. Alemán considera a la actitud mimética como un
fenómeno de “infancia psicológica” en la que el temor a un sobrevalorado
“padre” (Castilla-Europa) le impulsara a imitarlo para evitar asi su amenazante
enojo. En relación a esto, se produce una excesiva capacidad mitificadora del
canario entendida como un momento disruptivo de la fantasía y la emocionalidad
en el proceso de acercamiento comprensivo a la realidad. Finalmente y respecto
al mutismo cabe decir que la “cultura de la expropiación” tiene para Manuel
Alemán su necesaria correlación en una “cultura del silencio” pues “El hombre expresa por su palabra lo que
precisamente ha elaborado su mente” (7) y dicha “cultura de la
expropiación” la ha hecho prescindible pues “su
voz es un simple eco de la otra voz” (8).
En 1509 se inició el primer
asentamiento permanente en “Tierra Firme”, llamada así
por ser el primer
territorio no insular en ser colonizado. Posteriormente Pedrarias Dávila
mediante un “requerimiento” informa a los nativos de la donación papal de las
“indias” a los Reyes de Castilla y su nuevo status de súbditos, estos otorgaron
títulos de nobleza a los conquistadores acompañados de la concesión de tierras
en señorio con sus habitantes indígenas como vasallos. Así se estableció una
jerarquía de mando que tenía como cúspide al Rey seguido del gobernador, los
encomenderos, los doctrineros religiosos y la población nativa y esclava. El
primer contingente de esclavos negros llegó a Venezuela de la mano de banqueros
alemanes que pactaron con el Emperador Carlos V su introducción para hacer de
cargueros o localizar minas de oro. Se desempeñaron en la siembra del tabaco,
del cacao y del algodón sustentando con su trabajo la agricultura colonial
orientada a la exportación hacia la metropólis. La emancipación de Venezuela
trajo una independencia política formal pero no una independencia económica
real: La élite colonial no modificó ni un ápice la condición exportadora de la
economía venezolana.
Así el modelo exportador primario
en Venezuela se seguirá desarrollando y durante la relativa estabilidad que
significaron las distintas presidencias de Guzmán Blanco, de 1870 a 1887, las
exportaciones de café alcanzan el mayor volumen en la historia económica
nacional, siendo este un gran período de modernización, desarrollo y cambio. La
crisis progresiva de este modelo, debido a la emergencia de grandes
competidores como Brasil y Colombia, llevará a la desestabilización del
gobierno de Ignacio Andrade (1898-1899) y al triunfo de un movimiento
revolucionario encabezado por el caudillo andino Cipriano Castro que intentará
ciertas medidas nacionalistas como limitar la inversión extranjera o suspender
el pago de la deuda externa. Esta última medida llevará a un bloqueo naval por
parte de las potencias europeas y la intervención estadounidense en el marco de
la “Doctrina Monroe”.
El régimen gomecista (1908-1935),
que se inicia con la “Rehabilitación Nacional” desplazando a Castro del poder
con apoyo notorio del capital extranjero, transforma Venezuela en un
Estado-nación de base petrolera con igual base en el mercado externo
desplazando definitivamente al café que se explotaba ya en condiciones muy
rudimentarias. Este gobierno se alineará notoriamente con los intereses
energéticos estadounidenses que entenderá este suministro como abundante,
barato y seguro. A la muerte del General empezará un período conocido en el
país como la “Democracia Evolutiva” o el “Gomecismo sin Gómez” (1936-1945) con
la presidencia militar de López Contreras y Medina Angarita, este último
impulsará la Ley de Hidrocarburos de 1943 con la cual se aumenta la carga
fiscal a las compañías petroleras internacionales a la vez que se dan los
primeros pasos para crear una industria nacional, pero el Trienio
Acciondemocratista (1945-1948) que le sucedió tras un golpe de Estado, dará
marcha atrás en esta legislación substituyéndola por un sistema que primaba el
aumento de las ganacias a corto plazo al dearollo del sistema impositivo. A su
vez este gobierno fue derrocado y se estableció una Junta Militar (1948-1958)
que supondrá un retorno al liberalismo económico respecto a gobiernos
anteriores aunque también se darán los primeros pasos para crear un cártel de propietarios
para contrarrestar el poder del cártel de arrendatarios.
Nos interesa especialmente el
hecho de que durante el período inmediatamente posetrior conocido como la
“Democracia del Pacto de Punto Fijo” (1958-1999) se consolidará un modelo de
industrialización del país, a través de la substitución de importaciones,
sustentado en la bonanza petrolera que supuso la actuación conjunta de las
naciones propietarias en la Organización de Países Exportadores de Petróleo
(OPEP). La caída de este modelo por el desarrollo de estrategias energéticas
alternativas de los arrendatarios llevará a una caída de los precios del
petróleo y a una división en el seno de la OPEP entre “deficitarios”
(partidarios de seguir con el control de precios) y excedentarios (partidarios
de aumentar los volúmenes de exportación) en la que Venezuela acabará
decantándose por los segundos. La segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez
(1989-1993) acabará de dar el toque de gracia a este modelo con las medidas
neoliberales conocidas como “El Paquetazo” que provocarán la crisis política
que a la larga desembocará en la llamada “Revolución Bolivariana” y la
presidencia de Hugo Rafael Chávez Frías (1999-¿?) cuyo gobierno, apoyado en una
nueva alza del petróleo en el comercio internacional, ha implementado una
pluralidad de programas sociales e intentado una diversificación de la economía
sin que por ahora este muy claro el éxito de esta estrategia, sobre todo a
partir de una reciente devaluación de la moneda (9).
Según esta psicóloga social
venezolana dichos conceptos son definitorios de la construcción simbólica de la “venezolanidad”. Siguiendo a autores como Escobar o Geyer utiliza un concepto de poder relativo a “el dominio real o
esperado sobre el medio” (10) o la “la
capacidad de controlar el número o efectividad de las alternativas que prevé
alguien para actuar o reaccionar” (11). Montero se alinea con la idea de
Geyer cuando distingue el origen de esa “carencia” en un doble fenómeno: el que
proviene del medio, las “respuestas negativas” de este a cualquier intento de
cambio son sentidas de igual manera considerando que no pueden ser evitadas mediante la transformación de
este, y la que proviene del individuo, entendida como incapacidad para poner a
prueba la realidad. Nos encontramos, entonces, ante una “psicología de la
impotencia” en la que Montero da una importancia capital a los procesos de
aprendizaje previos y de la que podemos rastrear sus causas en su segundo concepto.
La noción de “Foco de Control Externo” fue construida a partir de varios
resultados experimentales del psicólogo Julien Rotter en 1966, haciendo
referencia a la reacción ante un acontecimiento que no es percibido por el
individuo como la recompensa resultante de sus propios méritos (Foco de Control
Interno) sino como producto del control de otros sujetos más poderosos, del
azar, de la suerte, de fuerzas sobrenaturales o de naturaleza compleja e
impredictible.
A su vez Maritza Montero sitúa
ambos conceptos-marcos definitorios como un reflejo de la “ideología colonial”,
noción teórica surgida del trabajo de S. H. Alatas en 1979 en Indonesia,
Malasia y Filipinas donde se denuncia el estereotipo del “indígena perezoso”
construido por los colonizadores e inflingido a los habitantes originarios de
estos países y del cual la idea fundamental consiste en considerar a estos
últimos como incapaces de autogernarse debido a que su base económica
diferenciada y orientada a la subsistencia es percibida como un síntoma del
carácter “carente” de sus sociedades. Así se construye una ideología que
intensifica las características negativas (12) de la población colonizada a la
vez que minimiza las positivas, proceso que desemboca, según Montero, en una
“Imagen nacional falseada”. Para el caso venezolano dichas “características
negativas” consisten en la siguiente serie de estereotipos que se han asociado
frecuentemente a la “composición racial” del pueblo otorgando determinadas
características a la tríada indígena-africano-europeo:
1) “La pereza que conduce a la
incompetencia”: un informe de los Capuchinos de 1745 lo relaciona con la
herencia india 2) “La pasdividad”: ha sido relacionada indistintamente con la
presencia negra, con la pereza heredera de la colonia, con la “locura”
introducida por las capas bajas y los “segundones empobrecidos” de España y
finalmente con el estado de depresión que han sufrido los esclavos africanos e
indígenas por el sistema de explotación. 3) “El autoritarismo”: en el aspecto
pasivo de este (sumisión) fue relacionado con los malos gobiernos y la
corrupción, con la tradición política caudillista y las tendencias
disgregadoras y antagonistas de la organización tribal, en el aspecto tanto
pasivo como activo (sumisión, despotismo) a su intrínseca belicosidad por la
herencia raciual india y negra cuyas formas de organización social alcanzadas
eran consideradas “anárquicas” y “tiránicas” respectivamente.
4) “La violencia”: este
estereotipo guarda bastante relación con el anterior y se ha relacionado con la
inquietud, la inestabilidad y la irreflexión así como con la “viveza” definida
como “ingenio superficial”. 5) “El Pesimismo”: se ha relacionado sobretodo con
el “foco de control externo” anteriormente aludido aunque también al medio
geográfico y la composición racial, finalmente la “ausencia de sentido
histórico” 6) ha sido relacionada con la “juventud” de la nación que lleva a
una falta de “memoria social” y con una tendencia priorizar los “bajos
instintos” a la construcción nacional. Esta serie de estereotipos
contradictorios, en cuanto a la atribución de sus causas, sobre la
venezolanidad son fruto de los cambios en la conciencia histórica de ella que Maritza Montero clasifica en tres
períodos: el seudopositivo (1890-1900), el explícitamente negativo (1901-1935)
y el implícitamente negativo (1936-1982) que coinciden respectivamente con el
impulso modernizador e ilusionante del gobierno de Guzmán Blanco y del
posterior liberalismo amarillo, la conciencia de su fracaso durante la
autocracia gomecista y los impulsos modernizadores y sociales de los períodos
posteriores.

La breve exposición del proceso
de formación histórica de ambas sociedades nos permite afirmar una dinámica
común que se inicia con la conquista militar en el siglo XV y XVI bajo las
espadas de Alonso Fernández de Lugo y Pedrarias Dávila respectivamente. Se
impone de manera análoga un régimen colonial de explotación con un nuevo
paradigma institucional y religioso que se sustenta en una economía de
monocultivos orientados a la exportación (azúcar canario y cacao venezolano
inicialmente) con la utilización de mano de obra indígena y esclava. Aun así es
necesario destacar que debido a los distintos papeles geopolíticos otorgados a
amabas posesiones coloniales así como factores relacionados con las condiciones
geográficas y la presión demográfica que diferencian a ambas sociedades, sólo
Canarias experimentará un movimiento migratorio hacia Venezuela a partir del
siglo XVI no siendo correspondido de la otra parte hasta bien entrado el siglo
XX (13). Por otra parte si bien Canarias no accederá a la independencia a
mediados del siglo XIX, aunque hubo algunos movimientos en este sentido, la
institucionalización de los Puertos Francos en 1852 puede considerase como un
acta de cierta “independencia económica” respecto a la metropólis, que situará
a las élites canarias en una situación similar a las venezolanas con un cambio
de dependencia hacia los mercados internacionales.
Tanto en Canarias como en
Venezuela se experimentó con la industrialización substitutiva de importaciones
con notabilísimas diferencias pues en el primer caso ocurrió durante el franquismo
por impulso del falangismo, siendo derrotada por la burguesía librecambista, y
en el segundo se desarrolló en su máximo esplendor en la década de los
cincuenta siendo derrotada por un escenario internacional adverso a partir de
los setenta y por las mismas contradicciones internas del protecto. En ambos
casos, aun con las dificultades que supone comparar la región periférica de un
Estado de la U.E. que cuenta con unos 2.200.000 habitantes y un Estado-nación
latinoamericano independiente de unos 26.000.000, ha supuesto la derrota
histórica de proyectos de desarrollo endógeno de la economía y una
reactualización del librecambismo con la expansión del turismo y la “apertura
petrolera” respectivamente. Este modelo sólo ha sido cuestionado de nuevo en Venezuela
mientras que Canarias se debate en la incertidumbre ante el agotamiento de su
modelo económico y el escaso peso de las alternativas planteadas.
En el plano simbólico, la
conquista supuso que la metrópolis considerará amabas orillas como una
posibilidad proyectiva de su modelo social aunque con un papel subordinado.
Considero que tanto Canarias como Venezuela son un “otro interno” de Europa
construidos culturalmente como una “occidentalidad periférica”. De ahí que haya
encontrado numerosas coincidencias entre la psicología social crítica (14) en
ambas orillas y de estas con el llamado pensamiento de-colonial, de las que
estas me parecen las más relevantes: a) la noción de Alemán del canario como
“receptivo-sumiso” por un proceso de expropiación socio-geográfica y la
construcción del estereotipo del venezolano como “ser pasivo”, que se ha
querido relacionar históricamente con la etnicidad pero que Maritza relaciona
con la “carencia” de dominio sobre el medio b) la definición de este proceso
como “hiriente” tanto en las “hondas heridas en el psiquismo del pueblo” de
Alemán como en la noción de “herida colonial” de Walter D. Mignolo c) la
similitud entre la noción de “conciencia dual” de Alemán, la dialéctica entre “foco
de control interno” y “externo” de Montero y el concepto de “doble conciencia”
del sociólogo e intelectual negro W. E. B. Dubois, citado por Mignolo, en la
que el dominado se define respecto al dominador minusvalorándose, lo que se
traduce en una bipolaridad de la conciencia (15) d) la noción freudiana de temor al padre Castilla-Europa que usa
Alemán para explicar la tendencia a la imitación del canario con el estereotipo
del autoritarismo pasivo (sumisión) que Maritza Montero atribuye a la “ideología
colonial” e) la “excesiva capacidad mitificadora del canario” como proceso de
mediación de la fantasía y la emotividad en el acercamiento a la realidad y la
construcción del estereotipo del venezolano como “ausente de sentido histórico”
que se relacionó con una tendencia hegemónica a satisfacer los “bajos instintos”
según Montero.
Aunque a nivel teórico la
conexión fundamental que se produce entre los dos autores y el pensamiento
de-colonial podría situarse en la postura heterodoxa de la corriente
freudomarxista y la crítica a las formas de control social del conocimiento
científico de este último. La exploración de Herbert Marcuse de cómo la
sociedad capitalista ha fetichizado la conciencia supone trasladar la lucha de
clases hasta el nível más íntimo de la psique en una búsqueda de la liberación
total del cuerpo oponiéndose a lo abstracto del pensamiento racionalista
cartesiano (El Hombre Unidimensional, 1964). Esta postura guarda relación
ciertamente con la afirmación de Mignolo de que la “herida colonial” es una
herida “a flor de piel” (16) debido
al carácter fuertemente racializado de las relaciones de poder coloniales y de
los imaginarios nacionales post-independencia, dónde hemos podido observar, a
través de la clasificación de los estereotipos venezolanos en Montero, la íntima
vinculación histórica de la ciencia positiva con las teorías racistas. También
Alonso Quijano nos recuerda, en contra del reduccionismo materialista
eurocéntrico, que el poder como espacio/malla de relaciones sociales se
articula en diferentes ámbitos que trascienden el trabajo y sus productos y se
expande a la naturaleza y sus recursos (recordemos las críticas a la falta de dominio sobre el
medio de Alemán y Montero) a la sexualidad (enlazando con la crítica de
Marcuse), el conocimiento y los medios de coerción (17). Esta coincidencia
entre ambos enfoques viene corroborada viene corroborada por el mismo Mignolo
cuando afirma que la teoría crítica de-colonial es complementaria a la
elaboración teórica de la Escuela de Frankfurt, en la que ejerce una notable
influencia el freudomarxismo de Marcuse.
Pero a su vez Walter D. Mignolo,
en otro de su textos, afirma una radical diferencia epistemológica entre el
pensamiento post-colonial, heredero de dicha escuela, y el pensamiento
de-colonial, pues este no basa su crítica en las eleboraciones intelectuales
post-estructuralistas occidentales (Foucault, Lacan, Derrida) sino que “al desprenderse de la tiranía del tiempo
como marco categorial de la modernidad” (18) se fundamenta en la de las
lenguas y memorias indígenas y esclavas (Waman Puma, Cugoano). Por otra parte,
la principal diferencia, con lo que intuyo como freudomarxismo, del pensamiento
de Manuel Alemán y Maritza Montero respecto a la de-colonialidad es que sus
elaboraciones teóricas siguen en los parámetros intelectuales de los sesenta
sin acercarse a la post-colonialidad ni mucho menos a la de-colonialidad. Así,
a pesar de la crítica que realizan a las condiciones históricas de dominación
en ambas orillas, no parecen cuestionar sus construcciones simbólicas análogas
de “canariedad” y “venezolanidad” como un todo coherente y viable, es decir y
recuperando un viejo concepto del “materialismo dialéctico”, entenderían que
estas construcciones encierran en sí mismas contradicciones pero que son de
carácter no antagónico pues la “canariedad” y la “venezolanidad” no estallan en
mil pedazos por contenerlas en su seno. Así la propuesta emancipadora de Manuel
Alemán se fundamentaría en la tríada desbloqueo-concienciación-lanzamiento
donde las tradiciones neblinadas (ocultadas) de lucha del pueblo canario,
entendidas como “potencial agresivo”, emergerían como fuerza proyectiva de un movimiento
descolonizador de claras resonancias nacional-populares.
Por la parte venezolana, la obra
de Maritza Montero no parece concretar ninguna propuesta emancipadora más allá
de la adhesión a la “corriente crítica” de Carrera Damas quién defiende una
reacción contra el nihilismo que lleve a la construcción de una nueva identidad
compatible con los profundos cambios sociales de las décadas recientes. Desde
la perspectiva emancipadora de Waletr D. Mignolo y Anibal Quijano entiendo que
estas contradicciones si serían antagónicas más no llevarían a un escenario de
confrontación sino al “paradigma de la coexistencia”, extraído de la intelectual jamaicana Sylvia
Winter, donde las distintas construcciones simbólicas de afrodescendientes,
indígenas y criollos convivirían dando lugar a un fecundo diálogo intercultural
en simétricas condiciones. Así, por ejemplo, se puede interpretar que desde
este planteamiento los modelos de desarrollo industrial substitutivos de
importaciones no fueron realmente auto-centrados pues no reivindicaban los
modelos económicos comunitarios indígenas siendo presos de la misma idea
desarrollista euro-céntrica (19). Ahora bien, aunque Mignolo hace referencia a
la “doble crítica” de Waman Puma de Ayala, realizada por igual a incas y
castellanos en su “!Nueva Crónica y Buen Gobierno” de 1616 dirigida a Felipe
III, su propuesta de un “gobierno de los virtuosos” carece a nuestro entender
de la profundidad para iniciar un proyecto emancipatorio que no caiga en los
extremos del euro-centrismo y el multiculturalismo.

Este sociólogo portugués parte de
la idea de que “el reconociemiento de la
incompletud y de las debilidades recíprocas es una condición sine qua non del
diálogo intercultural” (20). Trasladando esta idea a un proyecto emancipatorio,
que él relaciona con una concepción intercultural de los Derechos Humanos,
significaría que todas las construcciones simbólicas, como la “canariedad” y la
“venezolanidad”, son “carentes” pues anidan en su seno “topoi” (elementos culturales)
igualmente opresivos y emancipatorios, de esta manera un diálogo intercultural
emancipatorio debe sólo promover “las
versiones que son en sí mismas más tolerantes, más aboertas y que promueven
márgenes más amplios de reciprocidad” (21). En Venezuela la construcción del
imaginario nacional criollo tendió a presentar la historia fundacional de la
República como la gesta de un grupo de élites elevadas a santoral de una
religión laica obviando que la nula atención al problema de los esclavos, lo indígenas
y los mestizos provocó que estos se alinearan en un primer momento al caudillo
realista asturiano José Tomas Boves que
en 1814 levantó a estos grupos sociales marginados bajo las banderas de
Fernando VII, infringiendo severas derrotas al ejército patriota. Esta
contradicción fundamental en el imaginario nacional venezolano es el motivo de
que esta figura popular haya sido ignorada repetidamente en los libros de texto
sobre todo en la fase media que corresponde al período pre-universitario.
Recientemente, se ha recuperado
el interés por esta figura de la mano de la productora cinematográfica
Jericofilms que finalizó en 2009, con el apoyo de Centro Nacional Autónomo de
Cinematografía (CNAC) y PDVSA, el rodaje de un film basado en la novela de
Francisco Herrera Luque “Boves El Urogallo” de 1972 donde el autor define a
este como “(…) el paladín de la
antirrepública, el destructor afiebrado del orden colonial y el primer caudillo
de la democracia en Venezuela” (22). Si bien la novela asume la
caracterización del personaje como “guerrero temible”, análogamente a las
escasas referencias que de él contienen los libros de texto en Venezuela, lo
sitúa en el contexto de extrema violencia ejercida por los dos bandos en la
Guerra de Independencia durante la Segunda República (1813-1814) y lo que nos
parece más importante: matiza el hecho de que peleara en el bando realista,
otorgando mayor importancia al aspecto de odio clasista que peculiarizó el
actuar autónomo de sus tropas respecto a los jefes militares españoles. Este
último aspecto sirve a Herrera Luque para “nacionalizar” la figura de Boves,
proceso que prosigue Jericofilms, y permite su apropiación por parte de algunos
colectivos bolivarianos (23) a fin de radicalizar la dialéctica
pueblo-oligarquía dentro del discurso nacional-popular venezolano.
De igual manera la construcción
del imaginario nacional canario tiene su origen en la eliminación del contenido
obrerista y anarquista del pensamiento de Secundino Delgado por parte del
Partido Nacionalista Canario (PNC), fundado en La Habana el 30 de Enero de
1924, al que por otra parte reconoce como prócer fundador del
nacionalismoisleño. Esta fracura intelectual original orientará la línea ideológica
del partido que, a partir de su refundación en 1982, desembocará en los pactos
con Coalición Canaria (CC), formación fundada en 1993 de orientación
nacionalista-conservadora, y en cierta apropiación de esta de la figura de
Secundino que, si bien se puede dudar de su coherencia a la largo de su vida,
no se puede obviar el escenario obrero y anarquista del que se valió para
desarrollar su pensamiento político.
El reciente interés
historiográfico por el movimiento libertario en Canarias se ha traducido en la
edición de algunos estudios, aún incipientes y fragmentarios, de los que
destacaría “Los orígenes del anarquismo y el movimiento obrero en Canarias” de
Raquel Pérez Brito, obra que da cuenta de la pluralidad asociativa obrera que
existía en el archipiélago durante su infancia. Aún así es entre los exiliados
anarquistas cubanos en Tampa (Florida), dónde reside a partir de 1885 después
de haber emigrado a Cuba por la crisis canaria de la cochinilla, donde se
impregna de las ideas anarquistas del periódico “El Esclavo” e independentistas
de José Martí y que más tarde configuraran su pensamiento. Posteriormente, a su
regreso a Tenerife en 1898 impulsó el Partido Popular Autonomista intentando
agrupar a la clase obrera y a los estratos medios en un frente antcaciquil de
carácter nacional-popular, siendo su principal público los miembros de la
Asociación Obrera de Canarias (AOC), pero con escaso éxito y provocando un
cisma con sus anteriores compañeros de ideas libertarias quienes criticarán con
dureza esta estrategia. La reciente edición de “Canarias Libre” que incluye una
biografía crítica, parte de sus escritos y su obra autobiográfica “¡Vacaguaré!
Via Crucis” sobre su arresto y encierro en la cárcel Modelo de Madrid nos
permite acercarnos a las complejas relaciones que mantuvo con el ambiente
político del cual surgió, cuya historia ha recogido en parte Raquel Brito y que
había sido prácticamente obviada en la construcción del imaginario nacional
canario (24).
Así este legado simbólico de las
luchas de los excluidos de ambas orillas debe ser el punto de partida para un
diálogo intercultural que reconstruya radicalmente ambos imaginarios en la
búsqueda de un nuevo proyecto emancipatorio.
Alma Apátrida
(1)
Utilizamos la noción de “construcción simbólica”
en un sentido análogo al de “universo
simbólico” de Berger y Luckman y que hace referencia al conjunto de pautas
de interacción, sistemas de valores, tradiciones etc., presentes en el seno de
una sociedad y que condicionan, en mayor o menor medida, nuestras opciones,
siendo el resultado final de la tríada psicológica
internalización-externalización-objetivación.
(2)
Como consecuencia, fundamentalmente, del
inmovilismo de la estructura social, estas crisis sucesivas tendrían como
resultado la emigración de grandes contingentes de la población canaria hacia
América, siendo Venezuela uno de los principales destinos; entre 1678 y 1764,
en 1830 y entre 1936 y 1951, para desempeñarse fundamentalmente en la
agricultura pero también en el comercio minorista. El legado cultural recíproco
es muy considerable y puede observarse en el habla, la gastronomía, las
festividades, los topónimos etc. HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, MANUEL “La emigración canaria a Venezuela”
Ediciones Idea, Colección Desde América, año 2007.
(3)
JOSÉ M. CASTELLANO GIL y FRANCISCO J. MACÍAS
MARTIN “Historia de Canarias” Centro de la Cultura Popular Canaria,
1993. GUERRA PALMERO, RICARDO A. Sobrevivir en Canarias (1939-1959)
Ediciones Idea, Colección Biblioteca Económica Canaria, año 2006. GUERRA
PALMERO, RICARDO A. Autarquia y Hecho Diferencial Canario (1936-1960) Ediciones
Idea, Colección Biblioteca Económica Canaria, año 2005.
(4)
ALEMÁN, MANUEL Psicología del Hombre Canario Edita: Instituto Psicosocial Manuel Alemán.
Año 2006. Página 212.
(5)
OP. CIT. Página 221.
(6)
OP. CIT. Página 230.
(7)
OP. CIT. Página 243.
(8)
OP. CIT. Página 243.
(9)
SALCEDO BASTARDO, J.L Historia Fundamenntal
de Venezuela Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central de
Venezuela (Ebuc-Ucv), año 1996. MERINO GARCÍA, DIEGO. PÉREZ MARTÍNEZ, JAVIER.
VALL FONT, OLEGUER. GARCÍA DEL BUSTO MIRALLES, GUILLERMO Historia Económica
de Venezuela Estructura Económica de América Latina, Máster en estudios
Contemporáneos de América Latina de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
Inédito.
(10) MONTERO, MARITZA Ideología, alienación e identidad
nacional: Una aproximación psicosocial al ser venezolano Edita: EBUC –
Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela. Año 2004.
Página 29.
(11) OP. CIT.
Página 29.
(12) Valga decir
que dichas características también son resultado de una construcción simbólica
heteroconsciente del colonizador algo que Montero no parece destacar en su
obra.
(13) De ahí que
hayamos diferenciado entre historia “desplazada” y “descentrada” para ambas
orillas aunque consideramos que ambos términos provienen de una misma lógica de
dominación colonial y neocolonial.
(14) Uso este
concepto de psicología social crítica como sinónimo de pensamiento refractario,
aunque dicha noción también hace referencia a una escuela intelectual que funde
el pensamiento de Marx con el de Freud desarrollada en la segunda y séptima
década del siglo XX por Wilhelm Reich y Herbert Marcuse respectivamente. Aunque
considero que Alemán y Montero tienen un enfoque freudiano y marxista
fundamentalmente, también he observado referencias a conceptos de la otra
escuela en ambos autores por lo que no me parece tan impropio el uso del
término.
(15) MIGNOLO,
WALTER D. La colonialidad a lo largo y a lo ancho: el hemisferio occidental
en el horizonte colonial de la modernidad Universidad de Duke, año 2000.
(16) MIGNOLO,
WALTER D. Después de América Latina: la herida colonial y la transformación
epistémica geopolítico-corporal en La Idea de América Latina: La herida
colonial y la opción decolonial, Ediciones Gedisa, mayo de 2007. Pág. 129.
(17) QUIJANO,
ALONSO Colonialidad del Poder y la Clasificación Social Jounal of World-Systems Research, VI, 2,
Summer/Fall 2000.
(18) MIGNOLO,
WALETR D. La Opción de-colonial: desprendimeinto y apertura. Un manifiesto y
un caso Revista “Tabula Rasa” Núm. 8 Universidad Colegio Mayor de
Cundinamarca, Bogotá 2008. Pág. 257.
(19) La “Teoría
de la Dependencia” destacó que el desigual punto de partida en cuanto a
desarrollo tecnológico que trasladó la dependencia importadora a los equipos de
alta tecnología, la baja capacidad de absorción del mercado interno por la
escasa capacidad de consumo de la población, el lento desarrollo demográfico y
la insuficiente reforma agraria, hicieron fracasar un modelo que buscaba imitar
a los países desarrollados obviando las interdependencias existentes. Sin
embargo, hoy en día experiencias económicas basadas en la reciprocidad están
proliferando en México (“Los Caracoles” zapatistas), Argentina
(FASINPAT-Fábricas Sin Patrón) etc., cuestionando este modelo y a su predecesor
antagónico: el neoliberalismo (aunque los dos capitalistas e ideológicamente
eurocentrados).
(20) SANTOS, BOAVENTURA
DE SOUSA La globalización del derecho. Los nuevos caminos de la regulación y
la emancipación Universidad Nacional de Colombiana – facultad de Derecho,
Ciencias Políticas y Sociales Instituto Latinoamericano de Servicios Legales
Alternativos (ILSA), 1998, Pág. 288.
(21) OP. CIT.
Pág. 288.
(22) HERRERA
LUQUE, FRANCISCO Boves: El Urogallo Editorial Fuentes, Caracas 1973.
Pág. 9.
(23) “(…) Porque si José Tomás Boves no era
republicano se le debe dar la mano como el caudillo que hace, posible lo que
renace, de conformar un ejército que contara con el mérito de hacer la lucha de
clases” El Corrío de José Tomas Boves de Gino González en http://misionboves.blogspot.com
(24) PÉREZ
BRITO, RAQUEL El anarquismo y los orígenes del movimiento obrero en Canarias
Asociación Beecham, 2005. DELGADO, SECUNDINO Canarias Libre Colección
Textos Políticos, Ediciones Idea y Parlamento de Canarias, 2006.
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