Solidaridad con la lucha del pueblo del Perú: reflexiones anarquistas desde Martorell (Barna)

1) ¡Dina: el pueblo te repudia! Breve crónica de la marcha por la lucha del pueblo peruano

El pasado 19 de julio se convocó, en la Plaza Urquinaona de Barcelona a las 18:30 horas, una marcha para apoyar la “Toma de Lima” que sindicatos y movimientos sociales realizan en Perú en contra del Gobierno golpista de Dina Boluarte. Sobre la hora convenida, ya había cierta concentración de manifestantes: llevaban banderas de varios países latinoamericanos (El Salvador, Argentina, Cuba, Brasil, Bolivia y, lógicamente, Perú), consignas por la renuncia de Dina, en contra de la presencia yanki en el país, contra la represión, en favor de la cultura y por la libertad (y restitución) del presidente Pedro Castillo. Ondeaban también “wiphalas” (de los pueblos originarios de los Andes), banderas peruanas de negro luto, del partido reformista de izquierda “Perú Libre” y una de los trotskistas brasileños “Partido de la Causa Obrera”.

Al cabo de un rato de observar, y sin saber muy bien encajar como anarquista, me encontré a un compañero afín del Perú asiduo al Ateneo Libertario de Gracia. Mientras esperábamos el inicio de la manifestación, me comentó que esta estaba politizada y que en las calles de Perú las consignas contra la Dictadura de Dina Boluarte resonaban más que las propuestas de restituir a Pedro Castillo. Es por este motivo, pensaba, que la afluencia era menor de la que cabría esperar. Aún así, decidimos sumarnos a la marcha, que arrancó con dirección a la Delegación del Gobierno. Mientras andábamos, en medio de consignas y música por megafonía, puntualizó, en relación a estas, que el imperialismo yanki no es el único presente en Perú y que las inversiones españolas y chinas están adquiriendo mayor importancia (respecto a estas últimas, señaló la construcción de un mega puerto y el saqueo de los recursos pesqueros).

Hay que puntualizar que, incluso las consignas, estaban acordadas de antemano y que había miembros de la organización encargadas de distribuirlas y asegurarse que se gritaban. Lo digo porque no sé cómo habría podido encajar, en este escenario, una hipotética participación anarquista en forma de bloque o similar. Al cabo de un rato, llegamos a Delegación del Gobierno (protegida por una modesta presencia de Mossos de la ARRO y Policía Nacional) donde se iniciaron varios parlamentos. Ahora mismo, recuerdo el que denunciaba el asesinato de 101 manifestantes y centenares de heridos, los de solidaridad desde Ecuador y Argentina, el de una representante de los pueblos originarios y el que nombró los puntos reivindicativos aprobados en una multitudinaria asamblea de delegados en Lima (libertad a los presos políticos, cierre del Congreso, destitución de Dina Boluarte, cese de las privatizaciones, expulsión de las tropas estadounidenses del Perú, asamblea constituyente…). Posteriormente, entre medio de canciones y aplausos se dio por finalizado el acto y, el compañero y yo, nos despedimos.

2) L@s anarquistas peruan@s y la propuesta de asamblea constituyente

En un comunicado, publicado el 12 de diciembre de 2022, por la Juventud Anarquista de Lima se afirma:

“La lucha contra los explotadores no se puede resolver en el camino que te demarca la burguesía, en el camino institucional, por ende, ninguna constitución resolverá los problemas que afectan a los/as oprimidos/as ni es un avance para construir nuestra emancipación.

Tenemos el ejemplo de regiones cercanas, que teniendo muchas más bases que Perú tienen problemas incluso en el proceso constituyente. Perú con pocas bases sociales (pocas que se arman SOLO en época de elecciones) y con actores políticos aburguesados, con el narcotráfico infiltrado hasta la médula de las altas esferas de la derecha e izquierda ¿Creen que tendrá un buen proceso constituyente? La burguesía nunca dejara que los verdaderos oprimidos participen de un proceso constituyente. En este momento histórico una nueva constitución podría ser aún peor que la delincuencial constitución del 93.”

Ya el anarquista italiano Errico Malatesta en la “Adunata”, del 4 de octubre de 1930, afirmaba:

“Una Asamblea Constituyente es el medio utilizado por las clases privilegiadas, cuando una dictadura no es posible, ya sea para prevenir una revolución, o, cuando una revolución ya ha estallado, para detener su progreso con la excusa de legalizarla, y retirar muchos de los posibles logros que el pueblo haya obtenido durante el período insurreccional.

La Asamblea Constituyente, con su adormecimiento y sofoco, y la dictadura, con su aplastar y asesinar, son los dos peligros que amenazan a toda revolución. Los anarquistas deben apuntar sus esfuerzos contra ellas.”.

De hecho, la insistencia en el constitucionalismo es una tradición política hispanoamericana de largo recorrido (desde la independencia, hasta el término del siglo XIX, las 16 naciones de la región produjeron 103 constituciones). Muchas de ellas, constituían, de hecho, una alternativa de “dictadura constitucional” a los regímenes oligárquicos de la élite criolla, que excluían a las masas populares y a la población indígena: para ello se otorgaban poderes especiales al presidente de la República para implementar “estados de sitio” o confiscar bienes privados. Liberalismo oligárquico o autoritarismo presidencial populista (reforma constitucional mediante) han sido las dos “alternativas” históricas en Hispanoamérica.

El enfoque marxista clásico, recuperado por León Trotski, señalaba este cesarismo o bonapartismo presidencialista como producto de un empate entre las clases sociales en pugna: burguesía y proletariado. Para marxistas latinoamericanos, como el argentino José Aricó, sociedades de capitalismo dependiente nada más que podían eternizar dicho empate por la insuficiente estructuración de dichas clases que se encontraban en una fase emergente. Pero la supuesta “latinoamericanización” del marxismo de José Aricó no es más que un paso atrás sustituyendo el marxismo revolucionario por el populismo de izquierda. De ahí la insistencia de los compañeros anarquistas latinoamericanos (como la Juventud Anarquista de Lima o El Libertario de Venezuela) en la autonomía de los movimientos sociales: para recuperar la “independencia de clase” y romper los diques del populismo que encorseta al proletariado y subproletariado urbano y a las masas campesinas del interior.

3) El falso mariateguismo de “Perú Libre” y el anarquismo peruano

Una de las cosas que me llamó la atención fue la presencia de banderas de “Perú Libre” en la manifestación: en un inicio el partido del presidente Pedro Castillo, hasta que lo abandonó, y que ahora se suma a las protestas de forma oportunista. Dicha formación política, fundada en 2008, es una mezcla ideológica ambigua del marxismo-leninismo de José Carlos Mariátegui (uno de los primeros introductores del ideario de Karl Marx en Perú y América Latina) y el conservadurismo social (en temas como el aborto o los derechos LGTBI). Escudan estas contradicciones en que son una “izquierda del campo” y no una “izquierda caviar” utilizando políticamente la brecha existente entre el “Perú profundo” campesino e indígena y el clasismo de los estratos medios de Lima. En el plano de la teoría económica defienden el sector privado, con regulación estatal, e impulsar la economía popular. Nada muy diferente del llamado “Socialismo del siglo XXI” ensayado por las revoluciones “ciudadana” y “bolivariana” en Ecuador y Venezuela.

Se podría decir, pero, que la confusión ideológica a la que juega “Perú Libre” consiste en ignorar la evolución ideológica de Mariátegui deteniéndose en su primera fase populista (donde era seguidor del nacionalismo antiimperialista de Haya de la Torre, quien se consideraba impulsor de un Kuomintang latinoamericano) sin desembocar en su etapa marxista posterior defensora de una política independiente del proletariado y su papel dirigente en el movimiento revolucionario. Esto tiene una importancia enorme porque podría explicar el conservadurismo social de “Perú Libre”. El hecho de que Mariátegui valorara la comuna campesina indígena, como institución que podía evolucionar al comunismo, no significa que negara el papel de vanguardia del proletariado urbano.

Y es en las ciudades donde se han producido, históricamente, los avances en relación a una moral progresista. El partido “Perú Libre” renuncia, o no quiere, dar esa batalla y se acomoda en un populismo conservador ruralista con pinceladas de marxismo. En el otoño de 1928, Mariátegui rompió con Haya de la Torre quien había llegado a acercarse a los imperialistas ingleses para oponerse a los estadounidenses. Salir del fuego para caer en las brasas. José Carlos Mariátegui, a su vez, estuvo fuertemente influenciado por el anarquista peruano Manuel González Prada quien evolucionara de una “literatura moralizante” que pretendía “educar al indio” a una perspectiva revolucionaria que ponía el acento en las cuestiones económicas y sociales, promoviendo el “orgullo y la rebeldía”, a los indígenas, en oposición a la “humildad y la resignación”.

 ¿Pues de que servía sermonear con un pedagogismo anarquista ingenuo sino se atendían primero a las necesidades materiales de l@s explotad@s? Discurso, por cierto, muy parecido al que hizo la representante de los pueblos originarios frente a la Delegación del Gobierno. Estas ideas de Manuel González Prada aparecerán, hasta el año 1909, en el periódico anarquista peruano “Los Parias”. José Carlos Mariátegui, de hecho, no dejaba de ser un intelectual, ciertamente, aristocratizante y su raigambre en las masas indígenas le vendrá gracias al anarcosindicalista Ezequiel Urviola quien se pasará al campo del socialismo marxista. Ahora bien, lo que no se acostumbra a decir es que dicha relación anarcosindicalismo-marxismo en Perú es bidireccional y, al final, el mismo marxismo de Mariátegui fue influenciado por el anarquismo en sus ideas antiparlamentarias y antielitistas tendientes a ver la “ruptura revolucionaria” como un movimiento “de abajo” y no fruto de un partido de vanguardia (ahí también jugaría su papel la influencia del marxismo consejista de la revista italiana L’Ordine Nuovo).

La heterodoxia mariateguiana fue rechazada, de hecho, por la Internacional Comunista que lo consideraría un “socialista pequeño burgués”. Considero que hay una línea de continuidad clara entre Manuel Gonzalez Prada y José Carlos Mariátegui que transforma, a mi modesto entender, el pensamiento de este último en un marxismo bastante “anarquizante”. Ahora bien, nada que ver con la socialdemocracia y el populismo ruralista conservador de “Perú Libre”: dichas propuestas, supuestamente novedosas, se pueden remontar, incluso, a cuando el socialdemócrata alemán Eduard Bernstein, durante su estancia en el Reino Unido, conoció a los miembros de la “Sociedad Fabiana” quienes defendían, ya en 1889, llegar al socialismo a través del augmento de la presión fiscal sobre las rentas del suelo y el capital y no mediante la colectivización de fábricas y campos.

Tanto José Carlos Mariátegui como Manuel González Prada fueron entusiastas defensores de la causa obrera a la vez que promotores de la unión de esta con todos los oprimidos del Perú. Y para el segundo, que es en realidad el primero, era la política el principal obstáculo para conseguir dicha unidad (algo que repercutiría en el marxismo “anarco-consejista” de Mariátegui). En su breve artículo “Antipolíticos” (1907) afirma:

“Nada degradó tanto al obrero nacional, nada le sigue envileciendo tanto como la política: ella le divide, le debilita y le reduce a la impotencia (…) Desheredados del Perú, uníos todos. Cuando estéis unidos en una gran comunidad y podáis hacer una huelga donde bullan todos – des del panadero hasta el barredor – ya veréis si habrá guardias civiles y soldados para conteneros y fusilaros”.

Pero como dijo el compañero del Perú, en la manifestación, el marco y las formas en que se desarrolló no parece suficiente inclusivo para incorporar todas las sensibilidades (aunque en esto insistió bastante una de las intervenciones frente a Delegación del Gobierno). Así que, a mi parecer, o se asiste como individualidades o solidarizamos de otras formas que se nos ocurran.                                                                                                                                            

Salud, anarquía y viva la lucha del pueblo peruano

                                                                                  

                                                                                                                                             Alma apátrida

 

Fuentes:

JUVENTUD ANARQUISTA DE LIMA Pronunciamiento Ja – Lima (12 de diciembre de 2022) https://www.facebook.com/juventudanarquistalima

MALATESTA, ERRICO Adunata 4 de octubre de 1930 en Errico Malatesta contra la Asamblea Constituyente (1930) https://periodicolaboina.wordpress.com/

SMITH, PETER H. La democracia en América Latina Marcial Pons (Ediciones Jurídicas y Sociales) - Universidad de Alcalá - Instituto de Estudios Latinoamericanos. Madrid, 2009. Páginas 34 y 35.

REDACCIÓN LID PERÚ Crisis política. Pedro Castillo renunció a su militancia en Perú Libre (viernes, 1 de julio de 2022) https://www.laizquierdadiario.com/

MIROSEVSKI, V. M. El Populismo en el Perú. Papel de Mariátegui en la historia del pensamiento social latinoamericano en ARICÓ, JOSÉ (selección y prólogo) Mariátegui y los orígenes del marxismo latinoamericano Cuadernos de Pasado y Presente (nº60), 1978. Páginas 58 y 59.

MAZZEO, MIGUEL El socialismo enraizado (José Carlos Mariátegui: vigencia de su concepto de “socialismo práctico”). Fondo de Cultura Económica del Perú S. A. – Política y Derecho, 2013. Páginas 94, 95, 130 y 199.

GUSTAFSSON, BO Marxismo y revisionismo: la crítica bernsteiniana del marxismo y sus premisas histórico-ideológicas Ediciones Uno en Dos, 2022. Páginas 232, 234 y 235.

GONZALEZ PRADA, MANUEL Antipolíticos en GONZALEZ PRADA, MANUEL Anarquía Ediciones Ercilla – Documentos Sociales, Santiago de Chile, 1940. Páginas 107 y 109.

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